Localidad: Cádiz

letra y música. Jonathan Pérez Ginel.

director.  Adrián Luna Núñez.

el tipo. Fantasmas del presente, del pasado y del futuro del Carnaval. 

En semifinales: Los tres fantasmas brotan "de las entrañas" de la fiesta para cumplir "su condena". Y para brindarnos un hermoso momento de esta fase semifinal recién comenzada. Uno de esos momentos donde manda la actualidad empuja a hacer un esfuerzo que, además, si es sentido, queda aún más emocionante. De esta forma, los comparsistas se lanzan a cantar un segundo pasodoble a José Rodríguez Chatín, que falleció el pasado domingo. Entendemos la dedicación del autor y de la agrupación para brindarle hoy esta letra al hombre que, según esperan ellos, esté ya en el cielo cantando de nuevo las coplas de Paco Alba. Si brillan en el segundo y se les reconoce la proeza, quizás  el primero queda algo más deslucido por la manera en la que está escrito, explican el mensaje que suele lanzar Pablo Iglesias de que los verdaderos patriotas no tienen por qué ser de derechas. Ellos van más lejos, para ellos no lo son. Vuelven a dividir los cuplés en tres partes (pasado, presente y futuro) para hablar de la reventa, "en el futuro se siguen colando los mismos tontos del Ayuntamiento" y en el segundo Luis Rivero no hace más cosas porque no puede. En el popurrí ponen a caldo a todo el mundo y se aceptan las críticas, pues claro, pero qué feo está eso de insultar. 

En cuartos: Los fantasmas del pasado, del presente y del futuro del Carnaval "brotan de las entrañas" del Falla ya que están "presos de las coplas" y para decidir si esta fiesta merece "ser salvada" de todos los fantasmas "que tenemos en Carnaval". Muy bien interpretada esta presentación, me da la impresión que mejor, incluso, que en el pase anterior. Más tranquilos. En la primera copla nueva, maridan el tributo y la crítica. Cantan las bondades de la ciencia, porque "no hay milagro más real que poner fin a la enfermedades", y  de esos "ángeles de verde y de batas blancas"  de la Sanidad Pública con la que quiere acabar (y ahí la crítica) "un gobierno facha" convirtiendo este derecho universal en  "un cielo donde los pobres no pueden entrar". Está muy bien llevada. Algo peor el segundo sobre el alzheimer, muy al estilo de la película El diario de Noa. Salvando las distancias, claro, relatan una historia de amor que ni esta enfermedad "puede borrar". En los cuplés siguen la fórmula de tres partes (una por cada grupo de fantasmas). Si  el primero es para los peinados (acaban calvos de "tantas tonterías que se ponen en el pelo), el segundo para Teófila (lo hacen al revés y terminan con un pasado mejor donde la alcaldesa no había nacido).  Ahí, ahí... Posibilidades hay. 

En preliminares: El Carnaval es el señor Scrooge. ¿Lograremos salvarlo?... Los fantasmas del pasado, del presente y del futuro nos visitan esta noche como en “Cuento de Navidad de Charles Dickens” así lo indica el autor rápidamente (demasiado rápido, en los primeros versos, y queda un  tanto pretenciosa la pieza). Un cuento de Carnaval, nos adelantan con el escenario a oscuras, que quiere “destapar las miserias de fiesta popular” que “se olvidó de lo que era y de adónde va”. Una buena idea que el grupo defiende con mucha pasión. Arrebatados pero entonados. Lo que no queda muy claro, después de un popurrí donde dan para el pelo a todo quisqui, si se debe salvar o no el Carnaval. Se centran más en el fantasmeo que en el paralelismo con el cuento del inglés. Con el mismo arrojo acometen los pasodobles de hermosa melodía pero con versos más corrientes, sobre todo, el primero, donde se “derrumban” ante las encuestas que señalan a la alcaldesa como vencedora de las próximas elecciones municipales. Todo ello desde la perspectiva de un joven que se va afuera a trabajar. En el siguiente, homenaje que, según ellos, va a ser “criticado”.El carnavalero Ángel Subiela se lleva una letra por “descubrir”, “transformar” y “resucitar” autores. Cuplés a tres voces, la de los tres grupos de fantasmas, a las mujeres con un bastinazo gordo que utilizan para rematar la siguiente letra a ellos mismos. Comparsa que, merecidamente,  volveremos a ver pero que no me ha conquistado.