A usted no le gusta el Carnaval. Confieselo amigo. Usted, en su interior, coincide completamente conmigo; el Carnaval de Cádiz es un gran mamarracho.

Usted sabe, como yo, que esta fiesta consiste en un mes de gorgoritos, trinos y cursiladas en el Falla y una semana de botellón. Pero usted teme, y con razón, que le acusen de poco gaditano.

A usted le gustaría otro tipo de fiesta y hoy, por ejemplo, sería un gran día para poder disfrutar en la calle.

Hoy, a usted le gustaría poder dar un paseo disfrutando de nuestras calles sin tener que estar oliendo a pipí y esquivando cristales, suciedad y porquería.

A usted le gustaría ir después a su caseta particular para disfrutar con sus amigos y atender a sus compromisos. Le gustaría estar sentado en una buena mesa, comiendo y bebiendo como las personas decentes; en vasos de cristal y platos de loza.

A usted le gustaría escuchar la música que le apetece y no tener que soportar el pito de caña.

A usted le gustaría pasear después por la calle Ancha y tirar unos papelillos a sus amistades y conocidos y no estar esquivando a todos los perroflautas de Andalucía.

A usted, por la noche, le gustaría asistir a un baile de gala con la gente bien vestida y con una buena orquesta.

Confiese. A usted le gustan las Fiestas Típicas. Y a mí.