Carnaval

El compás viñero resucita en el Falla

  • Los zombis del Lupo aguantan la inevitable comparación con 'Los de gris' con un buen repertorio en una noche en la que el estilo clásico se reivindica sobre las tablas

 El compás añejo, el del platillazo, el del golpe seco al bombo tras un silencio que eriza el vello, no puede perderse. En el Carnaval todo cabe, nuevas propuestas, nuevas modas, pero lo clásico siempre tiene su hueco. La función de la pasada noche se convirtió en una reivindicación en toda regla del compás más puro y viñero, empezando por la chirigota del Lupo. Hoy no me puedo levantar soportó las odiosas comparaciones y volvió a ganarse al Falla con sus golpes y con su soniquete. El coro de Cárdenas-Peñalver-Procopio, la chirigota de Chiclana y la comparsa de Alvarado también se sumaron a la defensa de lo añejo con su estilo y sus coplas. El contrapunto innovador lo pusieron las comparsas de Romero Bey y el Zampi.

Choque de estilos nada más comenzar. Si el coro Los últimos de Cai realizó, predicando con el ejemplo, una defensa a ultranza de lo clásico en el Carnaval, la comparsa de Juanma Romero Bey aportó aire fresco con su original propuesta. Espectacular puesta en escena, repertorio bien defendido, genial la música… pero lo mejor de las brujas de ¡Cadizcadabra! es precisamente que son diferentes a todo. Su propuesta puede gustar más o menos, pero de que es difícil encontrar otra cosa igual no queda ninguna duda.

“Con más arte que los Walking Dead” se presentó la chirigota del Lupo, que comenzó la defensa del primer premio de Los de gris por todo lo alto. Su tipo, de artistas fallecidos, no es novedad (llevó uno similar la comparsa El rincón de los elegidos hace un par de años) pero les sirvió para sacarle partido a su capacidad interpretativa sobre las tablas. Buenos pasodobles, especialmente el segundo a la realidad política de Cádiz, un gran cuplé a un sobrino muy fan de Juan Carlos Aragón y un popurrí de menos a más fueron sus bazas. Comenzaron con buen pie su andadura en el Concurso y, lo más importante, soportaron la inevitable comparación con Los de gris. Tras ellos, la presencia de Ismael Beiro, pregonero en 2001, no evitó que el cuarteto Tu cara me suena pasara con más pena que gloria por las tablas.

Tras el descanso, nueva reivindicación de lo añejo en esta ocasión de la mano de la chirigota de Chiclana, con un pellizco y un compás más gaditano imposible. Un repertorio correcto, con buenos golpes, para que esta vez los cuartos no se les escapen. También apunta un año más a la siguiente fase la comparsa de Alvarado, que aunó compromiso y potencia. Para cerrar la sesión, una chirigota de Mérida que cumplió con dignidad en su estreno y una comparsa, la del Zampi de El Puerto, mejor en intención que en ejecución. Tíbio final para una agradable velada de coplas en el Falla.

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