Carnaval

¡A las barricadas!

UNA ciudad como Dios manda se muestra orgullosa ante los visitantes. Todas las ciudades y pueblos se visten de gala cuando llegan sus fiestas y ofrecen su mejor aspecto.

En Cádiz, no ocurre lo mismo. En Cádiz, cuando llega el Carnaval, la ciudad se pone en guardia y se apresta a defenderse del forastero. ¡Todos a las barricadas!

Nuestras fuentes y monumentos son preparados convenientemente para que no sufran la invasión de los bárbaros. Ahí tenemos la preciosa fuente de la plaza de San Juan de Dios, tapada completamente para que la gentuza del Carnaval no la utilice para limpiarse las pelotillas de los pies.

Wateres por doquier. Delante del monumento a las Cortes, símbolo de la soberanía popular, una fila interminable de wateres aguarda la llegada de los turistas. Después resulta que se estropean y hay que hacer pipi por las esquinas.

Los bares salen al ataque. Ya tienen encargados multitud de cartelitos para colocarlos en las puertas de los servicios, ''No funciona'. Mostradores portátiles servirán de trincheras para que el forasteros no penetren en el interior y tengan que apagar su sed desde la calle. Fuera cristal y venga vasos de plástico.

De todas maneras voy a confesarles un secreto. A mí me da igual. Yo me voy de Cádiz en cuanto pueda.

¡Hasta luego, Lucas!

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