Un corista

Vaya cosecha

S IN saber por qué, determinados años de coplas se parecen a los vinos importantes. De buenas a primeras aparece una añada diferente que te deja un regusto especial en el paladar de los febreros. Nadie sabe si por el clima que en Cádiz casi siempre es bueno. Si por la separación entre polvorones y erizos, que gracias a Dios este año ha sido importante. Yo por lo menos no sé porqué. Pero este año de gracia de 2011 puede ser uno de los años del tango.

En el Teatro Falla (siempre hay que escribirlo con mayúsculas porque son palabras mayores) se va escuchar un número de tangos sin precedentes, ya que estamos en año record en mi querida modalidad. Tantos coros de adultos y de juveniles (cosa importantísima) nunca los ha disfrutado el público que a las funciones acude con ganas de coplas, de falsetas, de estribillos. No entraremos en el Guinnes de los records, ni falta que hace, pero los que somos enfermos del Señor del Carnaval vamos a disfrutar y mucho de los coros que a este concurso van a venir.

Ni que decir tiene que, como concurso que es, lo honesto es querer ganar y poner toda la carne en el asador para pasar, si se puede, por encima de los demás hablando en el más carnavalesco de los sentidos. Ni que decir tiene que, como todos los años, los habrá más buenos o menos buenos porque es ley de vida. Ni que decir que algunos tangos quedarán en la memoria y otros no los recordará ni quien los escribió. Es lo normal.

Eso da igual. Cuando termine el año, muy especial para mi coro y para mí, en la memoria de los adoradores de El Tío la Tiza o Cañamaque quedará la certeza de haber asistido a un año único, de momento, que ojalá sea presagio de muchos venideros. No hay que explicarle a nadie que para mí será imborrable, pero igualmente para muchos buenos aficionados.

Más de doscientos músicos de rondalla, más de cien bajos, más de cuatrocientos tenores y algo más de doscientos segundas van a demostrar en las tablas del Teatro que esto no se acaba. Que la semilla que intentaron y consiguieron mantener El Quini o Barroso y que más tarde floreció con Los Dedocratas está dando un fruto inagotable. La hemos regado entre todos y sobre todo la hemos mimado como a un niño recién nacido, porque cada año nace, pero aquí está el fruto de tanto trabajo. Más coros que nunca en la historia. Un triunfo.

Por mi parte, y todo el mundo sabe que soy muy competitivo, le deseo a todos mis compañeros la mejor de las suertes para que cada uno obtenga lo que de verdad se merece y no lo que la pasión te empuja a ver. Que las falsetas sean hermosas. Que los tangos pongan los vellos de punta. Que los cuplés, si es posible, te hagan partirte de risa. Que las presentaciones y popurrís no se pasen de tiempo y acaben con el público en pie. Si es así estaremos delante de una cosecha histórica y si no el año que viene habrá que trabajar más y mejor. SUERTE DE CORAZÓN A TODOS LOS COROS  de el primero al último.

Solamente dejar claro un pequeño detalle. Los coros no pueden ser el reducto donde algunos, por moda o capricho, se refugien de su aburrimiento para salir un año al olor de subvenciones. El corista de verdad se ve de lejos y esos son los que Cádiz quiere. Espero y deseo que los coros de siempre sigan muchos años y que los que empiecen se envenenen de tal forma que nunca más se bajen de una carroza. En el pregón nos vemos COMPAÑEROS.

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