Carnaval

1987 Terror terrorífico en la casa del...

  • Paco Jiménez,uno de los huéspedes del castillo fantasma en el exilio del Teatro Andalucía

La defensa del primer premio de 'Los momias' se encomendó a un grupo de huéspedes de un castillo fantasma. Ataviados con batas cortas de boatiné y mano peluda sobre uno de los hombros, los chirigoteros debutaron en la fase clasificatoria del Concurso de 1987 cerrando la función del viernes 13 de febrero. Para ese día anunciaba 'Diario de Cádiz' que se habían pagado hasta 5.000 pesetas en la reventa por una entrada. 'Terror terrorífico en la casa del horror horroroso' llegaba al Teatro Andalucía, en el primer año del cierre del Falla por obras, después de haber ensayado en la asociación de vecinos de Puntales.

Paco Jiménez era ya de los veteranos del grupo, donde ya cantaban Love, Chico, Cristóbal y Manolo Cornejo. Por entonces era conocido como el hermano de Juan José, el futbolista que entonces ya había vuelto al Cádiz. Reconoce que el 'pelotazo' del año anterior les hizo pasar de pensar sólo en el desenfado a sentirse presionados por la responsabilidad. La chirigota era esperada incluso por los puristas, que ya entonces "comenzaban a aceptar este estilo". Dice Paco que Gueli Villegas escribió ese año mucho más "y se notó en los pasodobles". También admite que llegaron al Concurso "con miedo porque creíamos que no íbamos fuertes de cuplés, pero conforme pasaron los días fueron pegando fuerte".

Entonces, la presentación no puntuaba y los del Love improvisaban poco antes de llegar al teatro o incluso detrás del telón antes de salir a escena. Ese año hicieron varias presentaciones mudas. El primer día se asustaron del cartel del Carnaval, el célebre señor con dientes amarillos, bigote y gafas postizas que tanto revuelo causó ese año. En otra actuación, de camino al Andalucía buscaron tubos de PVC para hacer una parada de autobús para que la destrozara un figurante representando al Cojo Manteca, en aquella época de moda como violento activista de las manifestaciones estudiantiles. Esa presentación, sin abrir la boca, formó el taco en el Concurso.

El nombre de la chirigota seguía siendo largo. Nandi Villegas declaraba en camerinos al cronista del Diario que era "para que se equivoquen los locutores de radio y la chirigota sea la que ocupe más espacio en carteles y periódicos". Sobre la chirigota en sí, el autor comentaba que "somos muy malos, pero el año pasado éramos peores y a la gente le dio por nosotros". También este periódico le concedía un recuadro otorgando al grupo un diez por su "antidivismo", destacando la humildad y la modestia con la que se desenvolvía la agrupación en el Carnaval.

El segundo premio dejó muy contentos a estos chirigoteros. Era un buen botín viniendo de donde venían y sólo fueron superados por 'Un montón de guanaminos', del Carapalo y José Vicenti, en una final en la que el tercer premio fue para 'Los alcaldes de barrio' y el cuarto para 'Las olas der campo er sú'.

La filosofía de la chirigota no cambió en la calle. Paco Jiménez recuerda haber cantado en tablaos bajo una lluvia torrencial, en semáforos y ante espejos en la calle. "Siempre hemos querido que la semana de Carnaval fuera para disfrutarla en la calle. Luego es cuando cogíamos los contratos", explica.

Las actuaciones remuneradas llegaban luego. Según Paco, tras el Carnaval llegaban las actuaciones que les buscaba Manolo Portela, el recordado promotor artístico, por toda la provincia en funciones de tarde y noche.

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