te voy a hacé el avío

Sorbíos y absorbíos

Sorbíos y absorbíos

Sorbíos y absorbíos

Cádiz celebró ayer el día mundial del sorbío. También podía haber sido el día mundial del lengüetazo o la jornada universal del caldito marisquero. No sé si lo podremos hacer porque dudo que quede un día libre del año para celebrar el día mundial de algo.

Aquí las fiestas las empezamos a lo grande… con una gran mariscada que ocupa varios barrios a la vez. Que no falte de ná, que diría el padre de la novia, aunque luego el marisquito sea de segunda, como del Primark, porque lo que comemos son erizos y ostiones… por la calle no se ve ni un carabinero, ni un langostino de Sanlúcar y si se viera se notaría porque llevaría detrás más penitencia que el Medinaceli.

¿El gaditano nace sabiendo pegar sorbíos o lo aprende de mayor? La pregunta no es ninguna tontería. Si el gaditano nace con ese saber, de ahí la afición que hay también entre la gente de Cádiz por las almejas a la marinera, estaríamos ante un hecho diferenciador ante el resto de la humanidad. El gen sórbido podría distinguirnos del resto de los mortales.

El gaditano se lleva pegando sorbíos todo el año. En verano sorbe caracoles, en otoño va buscando ventas por Medina para sorber cabrillas, en primavera se va por la costa por las coquinas de Sanlúcar y cuando hace frío más que encender el aire acondicionado, que lo cobra muy caro Endesa, lo que se hace es poner un buen puchero y con el vaho que forma en la cocina y con los sorbíos que se le pega al plato, ya "la sensación térmica" es más soportable.

No existe en Cádiz, además, un único tipo de sorbío. Para el marisco es necesario plantear un sorbío potente, enérgico, como de aspiradora de 800 watios. Lo suyo es de un solo chupetón. Llevarse pa dentro el ostión, dejando, como si fuera un premio por la precisión sorbedora, el caldito del bivalvo.

Luego estaría la combinación del sorbío-soplío. Esta modalidad chupaora se lleva más bien a cabo con pucheros y menudos. Así, primero se le pega un soplío a la cuchara para enfriar el tema y luego un sorbío para llevárselo pa dentro. En estos casos estamos ante un sorbío casi musical, que suele ser muy sonoro. Jamás he visto espectáculo más bonito en el salón de una casa que una familia comiendo puchero en silencio. Sólo se escucha a Matías Prats, de fondo, diciendo el telediario, y a su alrededor un concierto de sorbíos. Hay gente que incluso los acompaña, en lo que podríamos llamar el barroquismo sorbista, con unos sonidos de satisfacción al terminar la tarea.

Ahora, lo que realmente me maravilla, los que llegan al virtuosismo del sorbío son esos gaditanos y gaditanas que son capaces de comerse con esta técnica los flanes de huevo y no dejan ni el caramelo, que los he visto yo en plena acción en alguna venta gaditana de la zona de la La Janda.

Lástima que no haya sorbíos en Semana Santa porque seguro que con lo que les gusta últimamente una magna, seguro que hacían un magno sorbío en la Catedral con cualquier excusa y ahí estaría Sornoza impartiendo la bendición "urbi et sorbe" a los congregados.

Pero lo cierto es que las torrijas, los Roscos de Semana Santa y el arroz con leche se prestan poco al sorbío, sobre todo este último que te puedes hasta atorar si un grano se te va por mal sitio.

No entiendo yo como con esta pasión gaditana por el sorbío, esta sapiencia del gaditano para dar lengüetazos, no ha existido todavía en la historia del Carnaval de Cádiz ni una comparsa ni una ópera bufa (lo que antes eran los coros) que no saque este tipo, con lo poético que a mí me parece. Podrían llevar bien camufladas unas peazo de aspiradoras y en la presentación sorber el caldo de la tacita de plata, de la cual, una vez eliminado el líquido, saldría la diosa del Carnaval defenestrada por el rojerío. Al final caerían las paredes de la tacita y ella, aparecería, vestida de piconera mojá (por el efecto del caldo del puchero) con un letrero que dijera ¡Gaditanos, a las madroñeras!

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