El bus blasfemo

Pascual satirón

ME pasa con muchas agrupaciones como con los seguidores de Lefebvre, que no les entiendo nada. Lo de estos últimos tiene la explicación de que usan el latín, materia con la que no me topo desde hace 35 años, cuando dejé el bachillerato. No voy a misa ni atado pero igual me apuntaba un día a una de los seguidores de Lefebre por el mero gusto de ver la liturgia, por observar a un gachó que se dirige a nosotros en un idioma extraño y sin mirarnos a la cara. Iría también por el gusto de ver una concentración de familias numerosas. Imagino que los seguidores de Lefebvre serán como los del Opus, los Neocatecumenales o los Legionarios de Cristo, familias con un montón de niños. Es muy divertido porque parece sacado de un No-Do, sólo que con la puerta llena de monovolúmenes.

El asunto es que no entiendo muy bien lo que cantan la mayoría de las comparsas y algunos coros. Me estoy quedando antiguo. Antes uno escuchaba a Paco Alba, a Enrique Villegas o a Pedro Romero y se comprendía a la perfección lo que nos habían querido contar, incluso uno podía cantar las coplas porque tenían una melodía fácil de memorizar, hasta para un sordo de astilleros como yo. Ahora hemos llegado a tal grado de perfección que no hay dios que se entere. Para qué les cuento a la hora de recordar una copla. Antes cantaban las comparsas a dos voces con un compás sencillo, voces varoniles y bien timbradas. Ahora se canta a cinco o siete voces, con varios contra altos, octavillas y octivillitas (¡qué de octivillitas habemos aquí! Que cantaban 'Los Borrachos'). Por cierto ¿qué diferencia hay entre contra alto y octivilla? ¿un octavilla es el que canta una octava por encima de los demás? ¿y el que canta por encima de este? Total, que con tanta afinación, con tanta perfección, con tanta musicalidad, con tanta afectación, no me entero de nada. Tengo que esperar a que Paz Santana o el Guaperas me lo expliquen. Y a veces ni ellos se enteran si una letra es a favor o en contra de los crucifijos, un poner. Comprendo que es un problema mío de oído, pero qué tiempos aquellos de 'El Bache', donde uno sabía que le habían cantado a Camarón. Por si fuera poco nuestros poetas cada vez están más inspirados y le cantan por igual a una pelusa o a la muerte, aspecto este inédito hasta hace unos días. Ser original se ha puesto difícil. Me estoy haciendo viejo para estas nuevas agrupaciones que suenan casi femeninas. Siempre nos quedará el Cascana, al que se le entiende todo.

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