ANTE mi obligado descanso de las tablas del Teatro Falla por capricho de algún autor, me llevé trece años subiendo a éstas. Para los supersticiosos, el número trece es de mal agüero. Los matemáticos lo consideran el sexto número primo, después del once y antes del diecisiete. Personalmente creo que ni tuve mala suerte, ni hice el primo.
Considero que en todo este tiempo he conocido los entresijos de las fiestas y fui descubriendo aspectos que ni por asomo hubiese imaginado desde el papel de aficionado. He hecho muchos amigos (dentro y fuera de mis agrupaciones), compartiendo con ellos momentos importantes y claves de sus vidas como bodas, nacimientos de hijos, bautizos, y comuniones. Ahí están Antonio, Rafalín, Susana, Juanma, Dani, Ana, Marisa, Inma… Analiza un servidor, de cómo más allá de Cortadura, se vive el Carnaval con más pasión y cariño que en nuestra tierra. No sé si considerar este hecho como algo increíble o triste.
Sorprende varias deducciones y anécdotas que uno va recogiendo en todo este largo periplo. Por ejemplo: jamás pude imaginar que Martínez Ares fuese mejor persona que autor, que me alegrase tanto del último primer premio de Vera Luque, casi como si fuese mío; que estuviese siete años consecutivos en la final, que Antonio Rivas sepa más de Carnaval que Juanelo; que tuviese encuadernado los dieciocho años de Diario de Carnaval; que pisase la Final con tres modalidades distintas; que el cariño de Antonio Burgos a la tacita no es una farsa; que me llevase tres primeros con cuartetos y uno…¡con comparsa!; que iba a cantar a lomos de un caballo, a conocer toda España, a estar con la plantilla de mi FC Barcelona en 2004, que iba a hacer reir y pasar buenos momento a miles de personas, a actuar en muchísimos festivales benéficos, a llegar a Cádiz los sábados a las 7 de la mañana cuando uno no está ya para esos trotes…
Pero no piensen que todo ha sido un camino de rosas: decepciona quedarse tres años en puertas de la final, que no sabe uno si es mejor quedar tres puestos más abajo. Y no hablemos de esa lucha constante que mantiene ASIN-E (Intérpretes), desde hace varios años, por representar a los autores en el Patronato, y que se encuentra con la negativa de Autores (consta en las actas, ¿eh?). Todo porque alguno de ahí no puede ver a Valdivia.
Cuento la última: me llamó la presidenta para formar parte del jurado oficial del Concurso un sábado de diciembre. Acepté y al día siguiente me pidió los apellidos para cerrar las listas (domingo 21:10 horas). A la mañana siguiente (8:50), me dice que no cuenta conmigo, porque "no quiero problemas y he visto cosas por internet toda la noche", y que la considerase una "cobarde" si quería. ¿Hablaría con alguna persona esa noche que me vetó? Juzguen ustedes mismos. Yo sigo en mis trece.
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