La estética del 3x4

El Carnaval deja marca

  • La fiesta despierta tantas pasiones que hay quien no duda en tatuarse un recuerdo de por vida · Un primer premio o haber sido ninfa son motivos más que suficientes para grabarse la afición en la piel

Dicen que esto del Carnaval se lleva en la sangre, que corre por las venas, que se 'mama' desde chiquillo y bla, bla, bla. Al menos eso es lo que cantan las coplas. Y no debe ser del todo mentira, porque hay aficionados o carnavaleros que incluso no se conforman con cantarle a Cádiz, con vivir la fiesta a mil por hora. Han decidido que esto del Carnaval tiene tanta importancia como para que les deje marca de por vida. Y qué mejor que un tatuaje en la piel, ésa que suponemos se les habrá puesto de gallina tantas veces en el Falla. Es lo que tiene el sentimiento caletero.

Los tatuajes están de moda y no es raro tener uno, o más de uno. A lo mejor usted lo tiene con el nombre de su hijo, de su madre, de su Cristo, de su equipo de fútbol, de lo que es para usted su pasión. ¿Y qué es el Carnaval si no eso? Así que no ha sido especialmente díficil encontrar, como muestra, a varios gaditanos con una huella palpable de la fiesta, con una marca imborrable. ¿Frikis? Puede pensar lo que quiera pero, según los cinco entrevistados, 'a lo hecho, pecho'. Arrepentimiento cero.

Y eso que al comparsita Agustín, el Soleta, se lo dicen ahora y no se lo hace. "Son cosas de juventud", afirma. Él tiene tatuado en el brazo su nombre y dos máscaras de Carnaval. La mejor definición que encontró de su persona. "Yo quería hacerme un tatuaje que me identificara, que dijera algo sobre mí, y qué mejor que mi nombre y el Carnaval. Es lo que soy", habla. Aun así, reconoce el chiclanero que la decisión la tomó en "plena fiebre carnavalera", cuando con la comparsa 'Los acuarela' (2005) empezó a ser destacado entre las voces octavillitas del Carnaval. "No me arrepiento, pero ya no me haría más, que duele mucho", confiesa. "Y además que mi mujer no me dejaría", ríe, "pero es el recuerdo de una época inolvidable".

No es el único tatuaje que tiene referente a la fiesta. Como otros componentes de la comparsa de 'Araka la Kana', quiso grabarse su primer premio en 2007 y su viaje a Uruguay. Agustín y otros compañeros como José Otero tienen en su cuerpo el sol de este país latinoamericano. Otero en su espalda. Cuenta que todo lo planearon antes de llegar al teatro a cantar. "Dijimos: como ganemos algo nos tatuamos. Y claro, al final nos lo tuvimos que hacer". Así que cuando fueron de viaje a Montevideo no se lo pensaron y entraron en un establecimiento. Anécdotas miles. "El hombre se quedó hasta sin tinta. Tuvo que ir a buscar más porque no estaba acostumbrado a tener tanta gente. Había una cola...", recuerda. Cada vez que ve su sol, le vienen imágenes a su mente de un viaje inolvidable. "Me encanta".

Un primer premio en el Falla no es algo que se repita fácilmente y quizás sea el motivo principal para decidirse a pintarse con tinta imborrable. Raúl hizo una promesa y la cumplió. "Si me llevaba un primero me hacía un Momo en la paletilla. Y así lo hice". Este comparsista entonces, ahora chirigotero, tiene la huella de un Carnaval que asegura no olvidará tras ganar el Concurso de Agrupaciones con 'La comparsa de Momo' (2008). No es el único dibujo que tiene, pero sí cree que es el más importante. "Tiene más valor que otros tatuajes porque me trae muy buenos recuerdos".

Para otro chirigotero, Fran Rueda, lo más importante es su guitarra. Bueno, su guitarra y el Carnaval. Cuando el año pasado logró el primer premio de chirigota con 'Los que van por derecho' lo tuvo claro: un tatuaje que plasmara sus dos pasiones. Es de colores, con una guitarra, el mazo del juez, su nombre, la fecha de la final del Falla del año pasado, notas musicales, papelillos, serpentinas y máscaras de Carnaval. 200 euros bien invertidos. ¿Arrenpentido? "Para nada, me lo veo y me identifico perfectamente porque es mi vida", dice orgulloso a pesar del 'cachondeíto' del personal . "¿Quillo, qué te vas a hacer un tatuaje cada vez que te lleves un primero?, me dicen algunos, pero levantó expectación cuando lo estrené en un contrato en mayo".

Y un último ejemplo. Una mujer que también se atreve. Gema Quintero lleva en su pierna el anagrama del Gran Teatro Falla. Ese que vio noche tras noche durante el Concurso de Agrupaciones de 2009, cuando fue ninfa. Su elección fue la excusa perfecta para hacerse el tatuaje que llevaba pensando años. "La gente me dice: ¿Eso qué es? Y la respuesta suele ser: no eres tu friki". Pero a ella le gusta, "porque el 2009 fue un año muy especial". "Tuve claro que quería hacerme el logo del teatro".

La pasión convertida en un complemento de por vida. ¿Se atreve usted con la estética del 3x4?

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