La función de la pasada madrugada no fue precisamente de las que perduran en el recuerdo. Muy poco nivel sobre las tablas en una velada en la que una sola agrupación, la esperada, fue la que hizo vibrar al poco público que se animó a presenciar una función a priori poco llamativa. La pluma de José Luis Bustelo se reivindicó en el Falla con una comparsa bella y guerrera, que sacó partido al gran conjunto de voces que dirige con maestría Fali Mosquera. Los cuenterete fueron lo mejor de una noche muy pobre. Sólo la comparsa de Antonio Busto, que continuó en la línea clásica de El gavilán, acompañó.

El coro del Alemania abrió fuego con un repertorio por encima del grupo. Tras ellos, el esperado regreso de Bustelo como autor en solitario del grupo que dirige Fali Mosquera, tras la retirada de su autor de siempre, Joaquín Quiñones. Precisamente el homenaje al que fuera su letrista durante tantos años fue la primera letra casi obligada de una comparsa que conectó con el teatro desde la subida del telón. El segundo pasodoble, más claro y directo imposible -"la calle no es mujer de conveniencia para ladrones sinvergüenzas", entre otras perlas- a las “callejeras” de Aragón y los Carapapa, puso el picante a su actuación, coronada con un gran popurrí. La musicalidad propia de Bustelo y una interpretación precisa como un reloj, habitual de la mano de Fali Mosquera, redondearon una comparsa que apunta alto en este Concurso.

Antes del descanso, agradó la comparsa de Antonio Busto con parte del grupo que fuera El gavilán en 2013. La mezcla no podía dar como resultado más que una agrupación de un corte más clásico imposible, con una estampa que evoca a otro tiempo. Comparsa agradable de oír y que musicalmente transporta a otra época, aunque en contenido no aporte gran cosa. Aún así, digna y candidata a repetir en cuartos. 

Descalabro en público y coplas tras el descanso. La chirigota Manolete y su cuadrilla, sonrojante por momentos, y la comparsa Los jaguares, con el grupo por encima del repertorio, se enfrentaron a un patio de butacas con muchísimos huecos. La chirigota de Chipiona, a menos respecto al pasado año, al menos contó con el apoyo de su gente. Y cerró la comparsa onubense Los tartessos, como los algecireños mejor en continente que en contenido. Ante un teatro ya prácticamente vacío interpretaron sus últimas coplas y pusieron punto y final a la noche más floja de lo que llevamos de Concurso.