Cádiz CF

Los trimestrales a los nuevos

  • Los seis incorporados del mercado de invierno están inmersos en la lucha contra el reloj para adquirir el ideario de Álvaro Cervera en cuanto al equilibrio entre atacar y defender

Cervera, ayer entre fichajes invernales como Machís, Espino y Jovanovic.

Cervera, ayer entre fichajes invernales como Machís, Espino y Jovanovic. / Marcos Piñero

Todas las adquisiciones del Cádiz desde la llegada de Álvaro Cervera al banquillo saben que tienen que pasar por el ‘aro’ del ideario del entrenador. No hubo un fichaje en este periodo que se librara de escuchar los ‘diez mandamientos’ del entrenador por boca de éste. Fichar y jugar en el Cádiz es diferente hasta para estas cuestiones.

En los tres últimos años han sido muchos los ejemplos de futbolistas que tuvieron que aplicarse y corregir vicios si querían ser piezas activas del ‘proyecto Cervera’. El técnico no esconde sus cartas, nunca lo ha hecho, y tiene en las primeras páginas de su agenda la hoja de ruta que todo profesional o canterano cadista debe seguir. Resulta indiferente si el fichaje en cuestión viene de superior categoría o de una Liga extranjera de alto nivel o, por el contrario, si vive su primera experiencia en el balompié profesional al proceder de Segunda B o Tercera.

Para Cervera, todos son iguales y todos tienen las mismas posibilidades siempre que las ‘reglas sagradas’ del vestuario se cumplan a rajatabla. Después de casi tres años al frente del primer equipo cadista, es de sobra conocido que el preparador apela al coraje, la garra y la raza como normas grabadas a fuego en la cabeza de sus pupilos. En cualquier equipo no tendría que existir debate con estos conceptos, pero en el Cádiz se escriben en mayúscula.

El equipo cuenta con un sello muy especial desde que este técnico tomó los mandos en Segunda B. El Cádiz se distingue por ser un conjunto fiel a sus principios del esfuerzo y de jugar de la manera que Cervera entiende que conduce al éxito. La solidez en defensa, tratando de no conceder ocasiones al adversario de turno, y rentabilizar al máximo los ataques es el abecedario al que se agarra el preparador para que el guión deseado sea siempre lo más perfecto posible.

En casi tres años, el conjunto gaditano se ha ganado el apelativo de equipo correoso, antipático, que te destroza con rapidez por las bandas y que es disciplinado a límites insospechados tanto para atacar como para defender. Ahí empieza y acaba una de las claves mejor interpretadas: el equilibrio entre atacar y defender. Y ahí es donde deben jugar un papel protagonista los seis refuerzos del segundo plazo de incorporaciones en la temporada 2018-19, Espino, Pantic, Jovanovic, Querol, Machís y Rennella. Algo así como los trimestrales para los nuevos en tiempo récord porque cada encuentro que pasa es una oportunidad aprovechada para los que juegan, así como perdida para los que aún no se han estrenado de este sexteto de incorporaciones. Querol y Machís ya llevan cierta ventaja al resto al cumplir aquello de ‘llegar y pegar’ porque han superado los primeros exámenes, todos exigentes porque así lo dictamina el técnico.

Lo curioso es que hay futbolistas que llevan algunas campañas con Cervera y todavía sufren para llevar a cabo lo de que correr y recuperar el esférico es lo primero y lo último. El ‘jefe’ manda y con este ‘jefe’ el Cádiz salió de Segunda B, disputó un play-off de ascenso a Primera y estuvo a punto de repetirlo el curso pasado. Esta campaña no va mal encaminado. Las normas están dictadas desde hace tres años y, si las cumplen, los últimos podrían ser los primeros.

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