Fue bonito mientras duró pero el sueño cadista por fichar a Alfredo Ortuño tocó a su fin en la mañana de ayer, ya que el ariete alcanzó un principio de acuerdo con el Albacete Balompié para jugar en el Carlos Belmonte a lo largo de la temporada 2018-19. El atacante era objeto de deseo amarillo a pesar de la dificultad de su fichaje, si bien ahora queda descartado por la imposibilidad de competir con la propuesta albaceteña. La afición gaditana podrá ver a Ortuño en el Ramón de Carranza, pero todo apunta que lo hará con otra camiseta.

El ariete fue hasta hace poco una posibilidad lejana para la entidad cadista; lejana pero real porque se contemplaba una casi carambola que devolviera al jugador al equipo en el que mejor rendimiento ha dado en su carrera en una misma temporada. El hecho de que el futbolista tuviera aún contrato con el Salt Lake City complicaba mucho la operación, si bien el gran problema ha estado en los emolumentos que recibe en la Liga de Estados Unidos y los que le ofrece el Albacete. El club castellanomanchego podría haber llegado a los 750.000 euros por temporada para el delantero, una cantidad prohibida para el Cádiz.

Los dirigentes del conjunto amarillo siguen con otras gestiones que lleven finalmente a buen puerto reforzar el ataque, demarcación en la que están Mario Barco, José Ángel Carrillo y Dani Romera. Un hombre-gol es pura obsesión para Juan Carlos Cordero y compañía de cara a encontrar lo que precisamente faltó la campaña pasada.

Por otra parte, Carlos Castro dejó ayer de ser jugador del Sporting. El conjunto rojiblanco dio a conocer el traspaso del delantero del jugador al Mallorca, que será rival la próxima temporada del conjunto gijonés.

Castro, que también sonaba para reforzar al Cádiz, deja el conjunto gijonés después de renovar hace solo un verano su contrato.

El Sporting ingresaría por su pase al Mallorca cerca de medio millón de euros si se cumplen una serie de variables, fijadas en el acuerdo entre las dos entidades.