Evidentemente, los problemas del Cádiz esta temporada para mantener el mismo nivel defensivo de las anteriores dos campañas, la fiabilidad que exige y tanto gusta al entrenador, no puede achacarse exclusivamente, ni mucho menos, al portero y los zagueros. En absoluto.

Sin embargo, conviene al respecto recordar que en el caso del cancerbero se trata del mismo de los últimos cursos, un Alberto Cifuentes que, lejos de bajar su rendimiento con el paso de los años, parece vivir una segunda juventud y pasa por ser uno de los hombres más destacados de la plantilla. En pocas ocasiones se le ha podido reprochar responsabilidad en relación a los resultados, y más de una vez ha sido, con diferencia, el jugador más destacado del conjunto cadista.

En cuanto a la línea de retaguardia, aquí sí que es cierto que se han producido muchas variaciones en relación al pasado ejercicio. El único fijo que continúa en el once a día de hoy es Kecojevic. Su compañero como central en el encuentro del pasado fin de semana contra el Nástic fue Edu Ramos por la lesión de Marcos Mauro, en tanto Servando ha visto mermado su protagonismo como consecuencia de la fractura facial de la que se está recuperando.

Por su parte, en los laterales, el derecho se ha convertido en propiedad de Rober Correa, que parece haberle ganado por ahora la partida a Carmona y que toma de este modo el testigo que se había repartido con Carpio en la 2017/18. En la izquierda, el fichado Matos se ha hecho con la titularidad en detrimento de Brian, defenestrado por Álvaro Cervera incluso antes de que se marchara del club Lucas Bijker. Con mayor o menor responsabilidad directa, puede que los cambios producidos atrás hayan afectado a los mecanismos necesarios para conseguir la solidez de un bloque compacto.