Cádiz CF

Sin premio, pero con un buen puñado de conclusiones

  • El Cádiz de Vidakovic se consuela plantando cara al Sevilla y deja patentes tanto las virtudes del equipo como los defectos

Sin premio, pero con alguna que otra conclusión en el bolsillo que puede resultar importante de cara al próximo inicio liguero. El Cádiz cerró su participación en el Trofeo Carranza con una derrota por la mínima ante el Sevilla. Los amarillos acabaron el cuadrangular gaditano en la cuarta y última posición, pero se consolaron tuteando de nuevo, como ya hicieron contra el Atlético de Madrid en la primera semifinal del pasado viernes, a un equipo de Primera División y con serias aspiraciones europeas.

Los pupilos de Risto Vidakovic dejaron patentes tanto las posibles virtudes del equipo como los posibles defectos. Eso, con bastante camino que recorrer todavía hasta llegar al arranque del campeonato. Todo se puede pulir. Y aún debe completarse la plantilla con varias piezas más. Pero más allá de los peones, las torres y los caballos, o del mismísimo rey que esté por llegar, la opción elegida por Risto Vidakovic para situar a sus jugadores en el tablero verde parece más que clara.

El técnico serbio alineó ayer por la tarde un once totalmente distinto al confeccionado frente al Atlético de Madrid en el partido que abrió el Trofeo. Y el esquema fue el mismo. No importa el adversario. La directriz principal es tener el balón. Cuidarlo, mimarlo y tratar de llegar a la portería contraria a base de toques con profundidad. Pese a las consignas, cosas del fútbol, tanto el único gol ante los colchoneros como los dos tantos contra el Sevilla llegaron a balón parado: dos desde el punto de penalti y el tercero aprovechando un saque de esquina.

Vidakovic sacó ayer de inicio a Álvaro Campos en la portería, mientras que Pecci, Rubén Díaz, Germán y Tiri se colocaron en la defensa. Moke y Lolo Armario ocuparon el doble pivote, con José Miguel Caballero desenvolviéndose entre líneas. Velasco y Aarón Bueno se situaron en las bandas. Y el joven gallego Hugo García fue el hombre más adelantado.

Campos dejó muchas dudas. Y llamó la atención que el serbio apostara por la zaga titular del Cádiz B de la pasada temporada. Quiere ver jugadores, pero no está de más denunciar sin palabras las carencias que tiene en la parte trasera del equipo. De todos ellos, Pecci parece el futbolista más hecho. Germán dejó mucho que desear y Tiri fue de menos a más, dejando atrás su mal partido del pasado viernes. Rubén Díaz, tal vez el más verde, ofreció síntomas de ir madurando.

Y si defender bien es la asignatura que se necesita mejorar, la creación del juego progresa adecuadamente. Moke estuvo ayer mucho más participativo que el primer día y puede ser un jugador interesante. Su fichaje es una petición del propio Risto Vidakovic. Y nadie tira piedras contra su propio tejado. Y si el congoleño pelea, Lolo Armario se encarga de buscar y hallar espacios. El gaditano dejó muestras de la calidad que almacena en las botas y sólo tiene un debe, muy importante: debe ofrecerse más a sus compañeros y buscar más la pelota.

Aarón Bueno volvió a marcar con suma facilidad desde los once metros. Por fin parece que el Cádiz tiene un especialista para los penaltis y ya sólo hay que esperar que se vayan pitando muchos a favor durante la temporada. Y más allá de la buena nueva, el catalán parece estar llamado, además, a ser uno de los hombres que marquen las diferencias.

En la otra banda, Velasco apenas aportó algo. Y arriba, Hugo García estuvo más solo que la una. El gallego se hartó de incordiar, pero nunca le llegó un balón en condiciones a su territorio.

El partido fue para grabarlo en vídeo y guardarlo para acompañar la hora de la siesta. El Cádiz se adelantó con un gol de José Miguel Caballero de cabeza tras un saque de esquina lanzado magistralmente por Lolo Armario y el Sevilla respondió con otro testarazo de Fazio.

Tras el empate, el juego pareció acusar el calor y al descanso se llegó sin novedades. En la reanudación, las imprecisiones de uno y otro fueron las protagonistas y Negredo adelantó al equipo de Antonio Álvarez. Aarón Bueno respondió desde los once metros tras un penalti cometido por Guarente sobre Moke y a falta de un cuarto de hora, Negredo, motivado por los piropos del público, anotaba a falta de un cuarto de hora su segundo gol y el tercero del Sevilla.

Poco aportaron al espectáculo los cambios de ambos técnicos. Y en el tramo final, como mandan los cánones, tángana para la historia. Cifuentes, que fue expulsado al ver la segunda amarilla en menos de diez minutos, abrió el carrusel de pamplinas con un balonazo a Alfaro.

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