Cádiz CF

El mérito de aguantar arriba

  • El conjunto amarillo acumula 17 jornadas consecutivas de residencia en la zona noble pese a las limitaciones en su juego y al poderío de los adversarios de la parte alta

Los jugadores del Cádiz y el Huesca se saludan antes del comienzo del encuentro disputado el pasado lunes en el Carranza.

Los jugadores del Cádiz y el Huesca se saludan antes del comienzo del encuentro disputado el pasado lunes en el Carranza. / jesús marín

El partido del Lunes Santo deja un reguero de sensaciones que se resume en una conclusión que pone en contexto la situación real del Cádiz en LaLiga 1|2|3 a falta de diez jornadas para el epílogo: la misión del ascenso no es imposible pero es harto complicada, más de lo que parece después de enfrentarse a un Huesca que sí demostró tener mimbres para dar el salto a la élite por primera vez en su historia. Por algo ostenta el liderato. Por algo se mostró como un rival poderoso, con ansias de victoria, que fue capaz de recuperar el trono pese a acumular ya seis choques consecutivos sin dar con la tecla del triunfo.

El Huesca es superior al Cádiz. No hay que darle más vueltas, Fue mejor en el envite de la primera vuelta (venció 1-0) y también en el de la segunda aunque el 1-1 impidió que se escapara en la tabla. La lógica, que no siempre se cumple, apunta a que acabará por encima de los gaditanos aunque antes de jugar no hay nada escrito. La Liga es una carrera de fondo y a los amarillos les sobra carácter para pelear mientras ruede el balón.

El último visitante del estadio Carranza desplegó un compendio de argumentos que le convierte en claro candidato a la recompensa perseguida por todos: orden, esfuerzo, calidad en todas las líneas -sobre todo del centro del campo en adelante-, verticalidad, ambición, recambios de garantía en el banquillo -Vadillo, Álex Gallar, David Ferreiro ni siquiera llegó a participar-... Fue el que más cerca tuvo la victoria en la recta final del encuentro -el propio Álex Gallar mandó la pelota al poste- frente a un Cádiz que, lejos de arrugarse, tiró de su catálogo competitivo para equilibrar la balanza no en el juego pero sí en el resultado, que es lo que vale a la hora de la verdad para hacer cuentas tras el pitido definitivo.

La impresión es que el cuadro oscense, pese a contar con un presupuesto para la plantilla de un millón de euros menos que el Cádiz, atesora más recursos futbolísticos tanto en el plano individual como en el colectivo. Hay una diferencia evidente entre uno y otro que, sin embargo, los gaditanos logran minimizar en la clasificación, donde las distancias son mucho más cortas. El Cádiz es un equipo pegajoso, incómodo para sus rivales.

El mérito de los amarillos radica en su empeño en competir de tú a tú con los mejores del torneo, en su persistencia para incluso poder discutirles las primeras posiciones. En ello está. Acumula 17 jornadas seguidas una sala vip que no quiere abandonar. Compite con el acelerador a fondo, hasta donde lleguen las energías, y no renuncia a un premio gordo que tiene tan al alcance de la mano como los demás según reflejan los números. Y el mérito añadido es ejercer un papel relevante en la contienda por el ascenso aun sin disponer de José Mari, su líder en la cancha, ni de un delantero de referencia. Los arietes del equipo amarillo siguen sin estrenarse en la segunda vuelta no tanto por su falta de puntería sio por la escasez de balones que llegan al área en condiciones de de ser rematados. Un problema con el que debe convivir hasta el último día.

Cuando no es posible vencer, como el pasado lunes, un empate al menos deja las cosas como estaban y prolonga a tres las jornadas seguidas sin perder después de los triunfos contra el Sevilla Atlético -ganador en La Romareda el pasado domingo- y la Cultural Leonesa. La equis no sirve para superar en la tabla a los aragoneses, ese era el desafío, pero sí para restar un punto al Rayo Vallecano -el próximo contrincante está sólo dos por encima-, mantener el pulso con el emergente Sporting de Gijón -igualado a 55-, conservar la distancia de cinco sobre el séptimo y prolongar el estado de ilusión que da licencia soñar mientras las matemáticas lo permitan.

Eso sí, el baño de realidad del pasado lunes no ofrece duda. Los rivales son huesos muy duros de roer, como demostró el Huesca. Los gaditanos, que habían establecido el objetivo de la permanencia, aspiran al ascenso porque se lo ganan semana a semana y se enfrentan a adversarios que nunca han ocultado que el motor que les mueve es el codiciado pasaporte para subir a Primera.

El Cádiz se desenvuelve por encima de su teórico potencial y hay que resaltar el valor de lo que está haciendo una temporada más con un plantel diseñado a priori para la salvación. Si en la campaña de su esperado retorno a Segunda División A llegó a disputar el play-off tras una brillante quinta plaza, ahora lleva el mismo camino aunque la competencia es máxima. Hasta una docena de equipos está metido de lleno en la dura batalla de cada fin de semana. El conjunto de Álvaro Cervera suma en el ejercicio actual 55 puntos, cuatro más que en la misma jornada del curso 2016/17. El puesto es idéntico, cuarto, y la diferencia con el séptimo es casi la misma: cuatro puntos hace un año y cinco ahora. Los recorridos son similares.

El aroma que desprendió el duelo del lunes fue la superioridad del Huesca, pero dejó también un hilo de esperanza gracias a la reacción del Cádiz. No acostumbran los amarillos a responder cuando reciben un gol -es la segunda vez que lo consiguen este curso-, pero esta vez sí lo hicieron con una reacción de casta en el arranque de la segunda parte, cuando vivieron sus mejores momentos hasta el extremo de llegar en poner en apuros al rival. Lo hizo a pesar de las inoportunas lesiones de Alberto Perea y Salvi, que obligaron a Cervera a cambiar el dibujo, sobre todo tras la obligada marcha del sanluqueño, una ausencia de peso porque si por algo sobresale el Cádiz es por el daño que suele hacer por las bandas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios