Si de algo puede presumir el Cádiz a estas alturas de la competición, con sólo diez jornadas por delante para llegar a la última antes del esperado play-off por el ascenso, es de ser el líder más sólido de los cuatro equipos que mandan en el póquer de grupos que compone la Segunda División B. Seis jornadas al frente de la tabla -sin contar las dos primeras en los albores del torneo de la regularidad- le han bastado a la escuadra amarilla para convertirse en una de las principales referencias de la categoría de bronce que le convierten, por derecho propio, en uno de los claros favoritos para dar el ansiado salto a Segunda A y meter la cabeza en la Liga de Fútbol Profesional (LFP) cinco años después.

Ninguno de los líderes que controlan el tercer eslabón del fútbol nacional lleva tanta diferencia al segundo clasificado como el Cádiz. Mientras los amarillos, con 59 puntos, dejan al UCAM Murcia (53) a una distancia de seis -la mayor conseguida sobre su rival más directo-, el intratable Oviedo, que tiene 62, conserva una ventaja de cinco sobre el Murcia (57) en el grupo I. En el III, el Nástic de Tarragona, con 55, atesora cuatro más que el Lleida (51).

En el grupo II todo está en el aire. Es tanta la igualdad reinante que entre el primero y el séptimo sólo hay un estrecho margen de cuatro puntos. Mientras en cada uno de los otros grupos hay un dominador estable, en el II son continuos los movimientos en la cima. El que manda después de la 28ª jornada es el Guadalajara con 48 puntos, uno más que el Barakaldo (47), dos por encima del Athletic de Bilbao B, Real Madrid Castilla y Huesca (46), tres por delante del Real Unión de Irún (45) y cuatro de margen sobre el Toledo (44).

Oviedo, Nástic y Cádiz apuntan al fatídico cruce entre campeones salvo pájara inesperada en la recta final de la Liga. Murcia, Lleida y UCAM andan al acecho en cada uno de sus grupos a la espera de que fallen los que de momento demuestran ser los más fuertes. En el II habrá que esperar hasta las últimas jornadas para conocer el nombre del cuarto campeón que entrará en el bombo de los más privilegiados.

El conjunto gaditano es además el equipo de toda la Segunda B que más cerca tiene el pase a la fase de ascenso entre los cuatro primeros. La ventaja que saca al quinto en la tabla del grupo IV -la Balona- es de nada menos que 15 puntos, la mitad de los que quedan por disputar. En el I, el Oviedo dispone de un colchón de 13 sobre el Racing de Ferrol, y el III el Nástic tiene diez más que el Reus. En el II, el Guadalajara disfruta de sólo dos puntos más que el quinto, el Huesca.

Las escasas tres derrotas sufridas por el Cádiz -todas en la primera vuelta, todavía en 2014- suponen la mejor cifra de partidos perdidos partidos en la categoría de bronce junto con el UCAM. El Oviedo acumula cuatro tropezones y los varapalos del Nástic ascienden a cinco. Sólo el Sporting de Gijón -tercero en la Liga Adelante-, con dos encuentros sin lograr un solo punto, acredita menos menos derrotas que los gaditanos en las tres primeras divisiones del balompié patrio.

El Oviedo (62) es el único equipo de la categoría de bronce que supera al cuadro amarillo (59) en puntos y en goles marcados. Los asturianos demuestran su potencial atacante con la friolera de 62 tantos (2,2 por partido), diez más que los 52 que acumulan los gaditanos (1,8 por encuentro). Muy por detrás aparece el Racing de Ferrol con 48 dianas y la Balona con 47. El Oviedo aparece de nuevo como el mejor conjunto de Segunda B en el balance de goleador justo por delante del Cádiz. El líder del grupo I figura con un saldo favorable de 39 (62 a favor y 23 en contra), mientras que el primero del grupo IV presenta una tarjeta positiva de 37 (52 y 15).

Con 28 puntos de los 30 dirimidos en las diez jornadas disputadas en el 2015, el Cádiz es el equipo de Primera, Segunda a y Segunda B que más suma desde el comienzo del año gracias a sus nueve victorias -frente a Arroyo, Betis B, Jaén, La Roda, Marbella, Granada B, UCAM, Melilla y Cacereño- y a un solo empate -en el campo de La Hoya Lorca- que no empaña un recorrido inmaculado, el que le ha llevado un liderato que ya no quiere ni debe soltar.