El Cádiz de la presente temporada es un equipo marcado por la regularidad en casi todos los parámetros que se analizan. Para empezar, se trata de un bloque muy sólido defensivamente hablando, como demuestra el hecho de que sea el quinto conjunto menos goleado de la categoría, con 16 tantos, sólo mejorado por Levante, Getafe, Reus (los tres con 14) y Valladolid (15), e igualado con Girona y Oviedo. Aunque no destaca de forma notable por su caudal ofensivo, lo cierto es que sus 20 dianas a favor sólo son superadas por Girona (26), Lugo (25), Elche (24), Levante, Zaragoza (ambos con 23) y Huesca (22), e igualadas por Sevilla Atlético y Numancia. El cómputo de victorias, empates y derrotas arrojan igualmente, por el momento, un equilibrado saldo de 6-6-5 para un total de 24 puntos que mantienen a los de Álvaro Cervera en una cómoda posición, en plaza de fase de ascenso a Primera División y con cinco puntos de ventaja sobre los puestos de descenso, lo que de verdad interesa porque, y que nadie pierda de vista esta realidad, la permanencia es el objetivo.

Quizás por la virtud de mantener una línea de máxima regularidad, hasta la fecha los amarillos sólo han sido capaces de encadenar dos victorias seguidas en una ocasión, el mismo número de derrotas consecutivas que sufrieron en su peor racha. En cambio, el empate es un resultado que se registró en una ocasión dos veces seguidas y en otra hasta en tres partidos correlativos. La visita al Nuevo Arcángel, por lo tanto, se presenta como una extraordinaria oportunidad para afrontar con éxito el desafío de sumar dos triunfos seguidos por segunda vez, con un matiz diferenciador ahora: sería la primera vez en la que se conseguiría después de haber vencido anteriormente en Carranza. Porque, en efecto, la primera ocasión en la que el Cádiz fue capaz de repetir éxito lo hizo ganando primero fuera y luego en casa, esto es, en la 12ª jornada en Lugo (0-1) y en la 13ª en Carranza al Huesca también por la mínima (1-0).

Al margen de esa victoria en tierras gallegas y de la registrada el pasado sábado frente al Zaragoza (3-0), las otras cuatro que lleva el Cádiz tuvieron como continuidad tres derrotas y un empate. En la jornada 5ª, tras el 3-0 al Getafe llegó el 1-0 en Reus; en la 7ª, después del 1-0 al Numancia se produjo el único varapalo en casa, contra el Oviedo (0-2), y en la 16ª, a la goleada al Alcorcón (4-1) le siguió la decepción en Tarragona con el Nástic (1-0). Por su parte, la secuencia victoria-empate tuvo lugar en la 14ª jornada, cuando el titular de la Tacita venía de superar al Huesca y firmó un meritorio 0-0 en la visita al líder Levante.

Por lo que se refiere a las ocasiones en las que se encadenaron tablas, el récord lo ostenta la racha establecida entre las jornadas 9ª y 11ª, en la que se sumó un punto con el Girona (0-0), otro con sabor a triunfo en Tenerife (1-1) y uno más con sabor a derrota con el UCAM Murcia (2-2). La otra vez que se encadenaron empates fue al inicio de la competición, con el 1-1 en Almería y el 1-1 en el estreno en Carranza frente al Mallorca.

Por último, la única ocasión en la que el cuadro dirigido por Cervera hincó la rodilla un fin de semana tras otro fue cuando después de sufrir la derrota con el Oviedo se rubricó el peor resultado del curso en Vallecas contra el Rayo (3-0).