Uno de los nombres propios del encuentro de mañana en el Ramón de Carranza, será Aridane. El peculiar defensa ex cadista, que desde el pasado verano defiende la elástica del Osasuna, sabe que llega un día especial; una fecha marcada en rojo cuando se conoció el calendario de Segunda División A. Del amarillo al rojillo, pero con un profundo sentimiento de felicidad cuando habla de Cádiz, del Cádiz, de los cadistas y de los gaditanos. Su ciclo en el Sur le ha dejado una huella profunda.

La de mañana no será una vuelta cualquiera porque la masa social tiene ganas de reconocerle lo mucho que dio de amarillo. Será así hasta que comience el encuentro. Luego, que Dios reparta suerte. En la Copa del Rey estuvo en Cádiz, aunque el técnico decidió reservarle y ni siquiera fue convocado. Ahora será protagonista principal para medirse a un Cádiz al que piropea. "Tiene mejor equipo que la pasada temporada y lo veo luchando arriba en la clasificación", explicó ayer a los micrófonos de Cope Cádiz.

Aridane sabe que se le espera con los brazos abiertos a pesar de que regrese con la elástica del Osasuna. "Volver a la que ha sido mi casa siempre es un placer", apuntó con mucho agradecimiento antes de admitir que la decisión de salir de la Tacita no fue fácil de plantear ni de llevar a cabo. "Me costó mucho dar el paso de irme al Osasuna porque en Cádiz estaba muy bien con mi familia; todos muy a gusto".

El central canario no pudo ocultar lo mucho que le dio la etapa como jugador del Cádiz, tanto por su papel dentro del terreno de juego como de las muestras de cariño como un gaditano más. "El cadismo siempre me ha tratado muy bien. Si resumo mi etapa en Cádiz lo hago con la palabra felicidad", apostillando que "siempre he confiado en mis posibilidades". "En el Cádiz he crecido y he aprendido mucho", relataba el hoy zaguero del Osasuna.