Cádiz CF

La alarmante falta de gol

  • La escasa puntería en la faceta rematadora lastra a un conjunto amarillo que se ha quedado sin ver puerta en cuatro de los siete encuentros de la segunda vuelta

Jona intenta alcanzar el balón antes que un contrario durante el encuentro contra el Lorca.

Jona intenta alcanzar el balón antes que un contrario durante el encuentro contra el Lorca. / jesús marín

El Cádiz sufre un frenazo en LaLiga 1|2|3 que ni mucho menos pone en peligro el objetivo de los 50 puntos -sólo le quedan dos para dar por finalizado un discurso de la permanencia que se ha quedado antiguo desde hace varias semanas- pero sí alimenta la incógnita de si el equipo está realmente preparado para pelear por el ascenso a Primera División a la hora de la verdad, cuando llega el momento de dar un paso al frente en el largo esprint sostenido de la segunda vuelta. No está obligado a subir porque no es esa la exigencia frente a clubes con presupuestos mucho más elevados (Granada, Osasuna, Sporting de Gijón...) que no esconden sus ambiciosas pretensiones y sí deben afrontar la batalla por el regreso a la élite, pero ya que acostumbra a residir desde hace tiempo en la zona vip y ha despertado la ilusión de la afición, dejar escapar la oportunidad de luchar generaría cierto desencanto en el universo cadista, y más después del brillante quinto puesto de la pasada temporada que le llevó hasta el play-off.

Pese al reguero de desengaño que dejan las inesperadas tablas ante el débil Lorca, los gaditanos mantienen intactas sus posibilidades a expensas de una mejoría que aún está por llegar en fechas venideras, si es que llega. Una racha negativa más duradera podría poner en serio peligro la continuidad en los peldaños de privilegio.

El equipo se ha quedado sin marcar en una docena de partidos de Liga

Si el Cádiz no es capaz de doblegar en casa, arropado por su fiel hinchada, a un adversario desahuciado, el Lorca, que tiene un pie y medio en Segunda B, que sólo había sumado cuatro puntos a domicilio en toda la temporada, con nada menos que 30 goles recibidos lejos de feudo, que en el Carranza dio todas las facilidades en la parte de atrás, es que algo pasa y no es nada bueno. No caben las excusas. No es un mal día, aislado, de cara a puerta. E s la evidencia prolongada de una carencia que ralentiza el recorrido de un equipo que no termina de estar entonado en fechas recientes, y menos de cara a puerta. En Soria, frente al Numancia, ofreció una imagen preocupante más allá de la derrota (1-0) y seis días después, en lugar de reaccionar con firmeza, no hizo sino acrecentar las dudas, las de un equipo que acusa la falta de gol de manera alarmante. No paró de intentarlo pero no dio para más. Los jugadores terminaron desesperados ante la cadena de desaciertos.

Cuando los amarillos tropiezan con sus limitaciones, el problema está servido. Tiene dificultades para crear ocasiones y cuando por fin las fabrica, espoleado por la fragilidad del contrincante, la nula puntería acaba pasando factura. El pasado sábado se encontró con un rival blandengue por más que Fabri colocase una línea defensiva formada por cinco hombres. Pocas veces se habrá visto a un equipo conceder tantos mano a mano delante del portero. Cinco como mínimo. Lo normal es que al menos uno acabe con el balón alojado dentro de la portería, pero no hubo manera. Ni Jona, ni Salvi, ni Álvaro García en dos ocasiones, ni Dani Romera recién ingresado en el terreno de juego... Una noche aciaga. Para olvidar o para recordar por tantos errores acumulados en la definición. La consecuencia, dos puntos que volaron cuando en condiciones normales debían haber formado parte de la cuenta de un Cádiz que presenta peores números que en la primera vuelta.

Si en los albores del campeonato se embolsó 11 puntos en la siete jornadas iniciales gracias a un balance de tres victorias -contra el Córdoba, el Lugo y el Nástic de Tarragona-, dos empates -con el Alcorcón y el Numancia- y un par de derrotas -en Oviedo y en Lorca-, en el mismo número de partidos de la segunda vuelta suma nueve con dos triunfos -ante el Córdoba el Oviedo-, tres igualadas -frente al Lugo, el Nástic de Tarragona y el Lorca- y los varapalos en los campos del Alcorcón y el Numancia.

La producción de los amarillos se frena y el optimismo sufre una repentina parálisis después de un empate contra el conjunto lorquino que supo a derrota porque volaron dos puntos de un supuesto fortín en el aparecen grietas. El Carranza es la clave para que los de Álvaro Cervera dispongan de opciones de quedar entre los seis primeros clasificados. Necesitan recuperar la fiabilidad en casa y además reaccionar como visitante de manera inmediata. En Pamplona.

Uno de los cometidos en los entrenamientos de esta semana, en buena lógica, debería ser el remate a puerta, el uno a uno con el portero... El Cádiz necesita gol. En 12 partidos de Liga se quedó sin marcar, cuatro de ellos en una segunda vuelta en la que se envuelto en un atasco que no ofrece discusión. Más de la mitad de los encuentros disputados una vez rebasado el ecuador de la Liga los finalizó sin perforar la portería contraria, toda una señal de las penurias de los amarillos en ataque. No basta sólo con defender. Necesita marcar. Sin gol el camino se vuelve oscuro. El Cádiz tenía que levantarse tras su frustrante paso por Soria pero hizo todo lo contrario. Aumentó la dosis de decepción e hizo temblar su autoestima. El tiro salió por la culata y el equipo fue despedido con pitos por una afición que no esperaba perder dos puntos ante un rival carne de Segunda División B. No conviene olvidar, en cualquier caso, que el Cádiz sigue arriba en la tabla.

Cervera practicó cambios en el once que afectaron en especial a la defensa, donde hizo tres movimientos con los que buscó más consistencia, aunque los visitantes llegaron a inquietar en más de una ocasión. Los problemas, en cualquier caso, salieron a relucir en ataque. Tampoco hay que achacarlo al hecho de jugar con dos medios y no con el habitual trivote. El obstáculo se agigantó en cada remate fuera de una portería empequeñecida o por la acertada actuación de Dorronsoro, convertido en héroe de su equipo.

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