Cádiz CF-Sevilla Atlético · la crónica

Victoria ante el colista y tercera plaza (4-1)

  • Los gaditanos rebasan la barrera de los 50 puntos -51- y partir de ahora pueden soñar con el ascenso.

El Cádiz recuperó el pulso ganador con una cómoda victoria (4-1) sobre el colista, el Sevilla Atlético, que demostró esa condición por su evidente candidez en defensa que el equipo amarillo aprovechó para acabar con la mala racha y auparse a la tercera posición tras la derrota del Granada. Los gaditanos rebasaron la barrera de los 50 puntos -51- y partir de ahora pueden soñar con el ascenso.

Tres movimientos experimentó la alineación en relación con la que Álvaro Cervera dispuso en Pamplona, El capitán Servando regresó al eje de la zaga, Lucas Bijker recuperó su lugar en el lateral izquierdo y Alberto Perea, revulsivo en El Sadar, se ocupó al principio del costado zurdo en un once de corte más ofensivo en el que Álvaro García ejerció de segundo punta hasta el ecuador del primer acto.

Tan mal arrancaron los locales que, pese a sacar de centro, no recibieron un gol de milagro 15 segundos después del pitido inicial tras una pérdida de balón que obligó a Alberto Cifuentes a intervenir dos veces seguidas para evitar el 0-1. Y es que fueron los visitantes, ordenados y valientes, los que, poco antes de mostrar sus carencias, salieron sin complejos, con una marcha más que un Cádiz atolondrado, que tardó diez minutos en enterarse de que jugaba en casa y que estaba obligado a ganar. A intentarlo al menos.

Le bastó una llegada al área, la primera, para cobrar ventaja en el marcador. En el 10, un libre directo lanzado por Alberto Perea desde el semicírculo lo repelieron entre Ondoa y el larguero, Salvi recogió el rechace, su centro de nuevo rebotó en el palo y el esférico cayó a los pies de Álvaro García, que no perdonó con un potente zurdazo para poner el 1-0.

Los amarillos enmendaron su comienzo dubitativo con un gol tempranero que rompía la sequía de tres partidos sin marcar. No tardaron en apercibirse de que la clave estaba en atacar a un rival bizcochable en defensa que a poco que le apretara iba a dar facilidades, como así fue.

Del susto inicial se pasó a un completo dominio de un partido que se tiño de amarillo. Los dos puñales empezaron a hacer de las suyas y en el minuto 20 el 2-0 cayó por su propio peso, fiel reflejo de la superioridad de un Cádiz en pleno crecimiento. Álex Fernández, todo pulmón y calidad, inició y terminó una jugada de tiralíneas, de esas que son agradables para la vista. El madrileño abrió a la izquierda a Álvaro García -había intercambiado su posición con Perea-, el utrerano sirvió al interior del área donde Jona controló el cuero y asistió con maestría por alto al pelirrojo, que llegó en segunda oleada y remató con un tiro cruzado que hizo inútil la resistencia de Ondoa.

El duelo quedó encarrilado con una pegada contundente gracias en buena medida a las concesiones de los inexpertos canteranos de Nervión, que no pararon de hacer regalos en la retaguardia. Jona casi aprovechó uno de ellos a la media hora pero su disparo a puerta vacía lo sacó un defensa.

Mientras la defensa local cumplía su misión,Álex y Garrido se agigantaron en la medular, Perea buscó con insistencia a los extremos y Jona se movió con eficacia arriba en un partido cómodo para los gaditanos salvó algún amago de rebeldía de los rojillos, como el misil de Pozo en el 32 que se perdió por muy poco junto a un poste. La última palabra antes del descanso la tuvo Salvi, que regateó con acierto dentro del área pero su derechazo con todo a favor lo mandó a las nubes.

Los jugadores cadistas celebran un tanto. Los jugadores cadistas celebran un tanto.

Los jugadores cadistas celebran un tanto. / Lourdes de Vicente

El Cádiz, de menos a más, se fue al intermedio con la tranquilidad de una renta de dos tantos que parecía suficiente para amarrar tres puntos importantes.

La segunda mitad arrancó con la tentativa de los sevillanos de meterse en el partido, ya con la lluvia presente. Adelantaron líneas, empujaron en ataque, se asociaron con calidad pero ofrecieron a los de casa el caramelo más goloso en forma de espacios para armar la contra. Las ocasiones brillaron por su ausencia en un duelo que se debatió entre el tercer gol de los amarillos, el de la sentencia, y el primero de los sevillistas, el de un nuevo escenario. Los de Cervera no lograron conectar el último pase, empujados por la precipitación y los minutos corrieron entre fallos de unos y otros, Salvi fue el que más apareció, explotó su velocidad pero no atinó en los centros. El choque derivó en un duelo cautivo del aburrimiento salvo algún chispazo aislado y las ganas de Abdullah, sustituto de un renqueante Perea.

El Cádiz se veía ganador a falta de un cuarto de hora hasta que se empeñó en complicarse la vida cuando en el minuto 78 el Sevilla Atlético acortó distancias con un gol de Carlos Fernández, que remató a bocajarro tras un centro de Carmona. El 2-1 condenó los anfitriones a un sufrimiento que Salvi exterminó cuatro minutos después con un golazo en una acción personal. El sanluqueño, que no había estado fino en los centros, se marchó de un contrario, penetró en el área a una velocidad de vértigo y definió con un latigazo definitivo para la resolución del encuentro.

El Cádiz borró de un plumazo el intento de reacción de un adversario que ya no tuvo margen para la réplica. De hecho, los locales ampliaron su cuenta con un tanto de Moha Traoré en el 90.

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