Cádiz CF-Alcorcón | Crónica

Solidez evaporada (0-2)

  • El conjunto amarillo naufraga en todas las líneas y enciende las alarmas con la primera derrota en casa de la temporada tras ser superado con claridad por un rival muy superior

Dani Romera se zafa de un defensa.

Dani Romera se zafa de un defensa. / Jesús Marín

El Cádiz se dio de bruces con la triste realidad y cosechó una dura y merecida derrota frente al Alcorcón, la primera de la temporada en el estadio Ramón de Carranza que hace saltar las alarmas. Pocas veces una derrota fue tan justa como la que sufrió un equipo que en menos de una semana pasó de cuajar un excelente partido en Albacete a sucumbir en casa encogido ante la abismal superioridad de los madrileños.

Ni siquiera el gol mal anulado a Carrillo en la primera mitad, aún sin movimiento en el marcador, sirve de excusa. El Cádiz naufragó en todas sus líneas, cayó en las redes de su oponente y cuando quiso reaccionar en el segundo acto ya era demasiado tarde. Tuvo la pelota pero sin consecuencias y el Alcorcón puso en escena la solidez por la que antes era conocido un conjunto amarillo que acumula cinco jornadas consecutivas sin conocer la victoria y empieza a perder posiciones en la clasificación. Suma sólo seis puntos de 18. Un panorama preocupante para un equipo que, por una causa u otra, no terminar de dar con la tecla de la regularidad.

Y eso que Álvaro Cervera tiró de lógica y desplegó el once que brilló en Albacete con la única novedad de Dani Romera, goleador en el Carlos Belmonte y el único delantero de la plantilla que ha visto puerta en el amanecer de la temporada. El almeriense tuvo la mala suerte de lesionarse en el primer minuto al hacerse daño en un brazo en una caída tras intentar un remate. Continuó un poco más pero en el 12 tuvo que dejar su sitio a Carrillo.

Alberto Perea rompió en el 7 los tediosos minutos de tanteo con un zapatazo lejano a la escuadra que Dani Jiménez respondió con una gran intervención. Hubiese sido uno de los goles de la temporada que se convirtió en una de las mejores paradas. La ocasión fue un espejismo. La primera parte se desarrolló con un dominio alterno que se fue escorando con claridad hacia el lado visitante. La presión arriba de los inquilinos del Carranza no dio excesivos resultados. Todo lo contrario. Los alfareros se las arreglaron para sacar el balón de su zona con desahogo y además se mostraron valientes en ataque. En el 22, Juan Muñoz a punto estuvo de aprovechar una indecisión de la zaga cadista, seis minutos después del tanto anulado a Carrillo. El delantero, en boca de gol, agradeció un preciso centro de Salvi para rematar fuerte y raso al fondo de la portería, pero el auxiliar de banda levantó el banderín por supuesto fuera de juego que no era. Un grave error que perjudicó a un Cádiz que se espesó, enredado en un quiero y no puedo. Manu Vallejo y Salvi tenían pocas opciones de desbordar y Perea se perdía en medio de la eficaz telaraña de los visitantes.

El progresivo apagón de los amarillos coincidió con el alumbramiento de los madrileños, cada vez más cómodos entre tanta imprecisión del oponente. Los de Cervera no daban tres pases seguidos ni por casualidad, ni por dentro ni por fuera. Desaparecieron los chispazos individuales y el cortocircuito llegó con el gol del Alcorcón en el minuto 33. Juan Muñoz le ganó la espalda a Kecojevic y solo delante de Cifuentes definió con un remate suave por bajo con el que colocó el 0-1.

No habían masticado aún los anfitriones el mazazo de ese tanto cuando el destrozo aumentaba en el 39. De nuevo Juan Muñoz, en posición de killer en el corazón del área, remató a placer para culminar una jugada de tiralíneas de un Alcorcón que no había parado de crecer en el partido mientras el Cádiz empequeñecía sin saber a qué atenerse. El centro el campo desbordado, el ataque sin lucidez, la defensa haciendo aguas por todos lados... Un desastre que ya no tendría remedio.

Mientras los visitantes conjugaron superioridad y puntería, los locales no encontraron la fórmula. Pudieron acortar distancias justo antes del descanso, pero Alberto Perea mandó fuera un libre directo que lanzó desde cerca de la frontal del área. El balón parado era la única opción. El albaceteño se quedó en el vestuario en el intermedio y Cervera apostó por un trivote al dar entrada a José Mari en la medular, con Álex Fernández en funciones además de mediapunta.

Achucharon los locales, como no podía ser de otra manera. Buscaron un gol rápido con el que meterse en el partido. Lo tuvo Kecojevic en el 51 con un disparo tras un barullo en el área que rebotó en un zaguero.Fue mayor la voluntad que el acierto. Los amarillos llegaron con frecuencia a las inmediaciones del área pero se olvidaron de los más importante. No hubo el necesario último pase que hiciera posible el remate. Lo que sí cundió fue la precipitación mientras el tiempo volaba.

Cervera apenas tardó un cuarto de hora en deshacer el trivote cuando quitó a Edu Ramos para jugar la última carta la de Aketxe. El primer balón que tocó el vasco fue el lanzamiento de un libre directo -en el 59- que se perdió fuera cerca de un poste.

Poco más aparecieron lo de casa con verdadero peligro. Se estrellaron contra un adversario ordenado, que demostró tener bien estudiado al rival. Defendió en bloque, sin fisuras, sin renunciar a un tercer gol a la contra.

El partido se adentró en los minutos de la basura después de una prolongada inoperancia de los locales, a los que no le salía nada. Como ejemplo, un testarazo alto de Kecojevic con todo a su favor tras un buen centro de Aketxe en el saque de una falta.

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