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Rodeado de incertidumbre

  • El club blanquiverde se halla inmerso en una crisis deportiva, institucional y social cuya única salida es una salvación por la que lucha a la desesperada

Los jugadores del Córdoba, durante un entrenamiento de esta temporada.

Los jugadores del Córdoba, durante un entrenamiento de esta temporada. / e.. romero

El Córdoba Club de Fútbol sufre uno de los momentos más delicados de su reciente historia. No hace mucho disfrutaba de las mieles de la Primera División (militó en la élite en la temporada 2014/15) y tres años después mantiene una lucha a la desesperada por esquivar el dramático descenso a Segunda B. Arrancó la campaña con el objetivo de meterse en la puja por la zona noble y después de una vuelta, atrapado en el sótano, se ve abocado a la cruenta batalla por la salvación. No lo tiene fácil porque se halla a siete puntos, pero aún está a tiempo con la mitad de la Liga por disputar -quedan 21 encuentros-.

El conjunto verdiblanco pasó a ser el mejor equipo español de la pretemporada -pleno de victorias- a toparse con la dura realidad de la competición oficial cuando recibió un gol del Cádiz antes del primer minuto de la jornada inaugural. Aquel gol fue el presagio de lo que estaba por llegar. Los continuos malos resultados se llevaron por delante a dos entrenadores -primero a Luis Carrión y después a Juan Merino- y el club apostó por un hombre de la casa, Jorge Romero, que dio el salto del banquillo del filial al del primer equipo con la misión de reconducir el rumbo de un equipo que hizo más de una decena de incorporaciones en verano de 2017 y ahora pretende reforzarse en el mercado de invierno con vistas al exigente segundo curso en el que todo está en juego.

Los fichajes están pendientes de la venta de club, que parecía cerrada pero quedó paralizada esta semana por desacuerdos de última hora entre la empresa vendedora, Azaveco, y la parte compradora, Aglomerados Córdoba, participada al 50 por ciento por Jesús León y Luis Oliver.

La venta fallida -todavía hay posibilidad de retomar la operación pero en principio sería a final de temporada- no hace sino ahondar en la crisis institucional, deportiva y social en la que se halla envuelta una entidad que trata de salir a flote a la espera de los jugadores que deben llegar en enero cuando se produzca el traspaso entre propietarios si es que se produce.

Mientras, el equipo califal mejora sus prestaciones a falta de resultados que le ayuden a salir de la zona de descenso. El técnico aplica una filosofía de juego basada en el objetivo de tener la posesión del balón y atacar por las bandas y el centro sin dar respiro al contrario. El Córdoba practica un fútbol ofensivo con un nivel superior al 20º puesto que ocupa en la clasificación. El problema radica en una flagrante fragilidad defensiva que suele facilitar la labor del adversario..

La incertidumbre institucional y la negativa trayectoria del equipo han provocado la indignación de una afición que hace tres años disfrutaba en la élite y ahora palpa con inquietud el peligro del hundimiento en la categoría de bronce. El ambiente está enrarecido y la paz sólo llegará si retoma la senda de la victoria y consigue la permanencia.

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