Javi Duarte lleva un mes fuera de las alineaciones del Cádiz B y parece que ha transcurrido un mundo. El centrocampista malagueño se está tratando de una pubalgia que le mantiene fuera de combate desde hace cuatro jornadas. Su ausencia y las bajas federativas de jugadores de peso en el mercado invernal siguen corriendo en contra de los intereses del filial.

La derrota en el feudo del Real Murcia (3-1) el pasado 15 de enero fue la última vez que Duarte jugó con la elástica amarilla. Desde entonces no ha vuelto a estar en el día a día del equipo y su trabajo ha estado en manos de los recuperados. Con 1.800 minutos a sus espalda hasta que apareció la lesión, el centrocampista era uno de los fijos de Juanma Pavón en un doble pivote que ha compartido con Sergio González, Javi Pérez, José Alonso e incluso con Sergi Fernández.

La baja de Duarte es otro problema que lastra la evolución del Cádiz B en la competición pues a pesar de que a los entrenadores no les gusta señalar a jugadores como imprescindibles, por muchos motivos el malagueño es muy necesario tal y como se concibe el actual filial amarillo. Es un futbolista que se echa el equipo a la espalda, que recorre infinidad de metros cada encuentro y que tiene una buena conexión con los atacantes como se ha visto esta campaña y las dos anteriores con Jordi Tur, Javi Navarro y Manu Vallejo.

Hay pubalgias que provocan que el quirófano sea la única solución si no se quiere alargar en el tiempo un tratamiento sin garantía de que resuelva la dolencia. Con Duarte hay esperanzas de que la lesión no se prolongue más y cuanto antes empiece a coger el ritmo del grupo.

Otra lesionado que sigue fuera del grupo es Momo Mbaye, que por el momento lleva un camino similar a lo que le sucedió hace dos años en su estreno en el Cádiz B. El central africano está acusando en sus dos etapas cadistas una debilidad física cuando la intensidad de la competición exige más.