CÁDIZ cf

Recuerdos de un duelo Cádiz-Rayo inolvidable

  • Ambos se enfrentaron en el Ramón de Carranza el día que se estrenaban en Primera División

Tan solo habían pasado tres meses menos un día desde la histórica y emotiva victoria, por 2-0 contra el Tarrasa en el Ramón de Carranza, que había otorgado al Cádiz su primer ascenso a la máxima división del fútbol español después de algo más de cuatro decenios soñando con ese momento, justo a partir del año que el club gaditano debutó en categoría nacional allá por la temporada 1935/36, cuando su denominación todavía era la de Mirandilla. Ese triunfo frente a los egarenses, acaecido el 5 de junio de 1977, fue la guinda, con goles de Manolo Villalba y Antolín Ortega, a una campaña muy brillante en la que Enrique Mateos y sus pupilos acabaron de golpe y porrazo con el maleficio que había impedido hasta entonces a los amarillos dar el salto para medirse a los grandes del balompié nacional.

Escritas unas inevitables líneas sobre aquella jornada de gloria deportiva, hay que acudir de inmediato al auténtico motivo de esta información. Con el ya referido trimestre de diferencia temporal, llegó otro día recordado por todos los aficionados cadistas, el del debut en Primera División, que se produjo el 4 de septiembre de ese mismo 1977. El sorteo del calendario resultó hasta cierto punto caprichoso ya que emparejó de cara a la jornada inaugural al Cádiz con el Rayo Vallecano, otro de los componentes del trío que había ascendido y, además, también de estreno en Primera División pues los franjirrojos jamás habían saboreado esas mieles con anterioridad.

Cadistas y rayistas, por tanto, protagonizaron aquel día en el feudo gaditano uno de los 18 precedentes ligueros que existen en la actualidad del partido que Cádiz y Rayo Vallecano disputarán desde las seis de la tarde del próximo domingo. Por ello, vale la pena recordar esta semana de una manera especial un encuentro que figura entre los auténticamente históricos del que casi siempre ha sido el primer equipo de la provincia.

Antes de recordar lo que aconteció en sí sobre el terreno de juego, cabe aclarar que el encuentro de marras se afrontó con un ambiente enrarecido por culpa de que en el transcurso de la pretemporada habían surgido serias divergencias, que salieron a la luz pública, entre la junta directiva que encabezaba Manuel de Diego, por un lado, y el entrenador y buena parte de los jugadores componentes de la plantilla, por el otro. Ni siquiera el sufrido triunfo conseguido frente al Rayo en el debut (2-1) sirvió para aliviar tensiones como demuestran las declaraciones efectuadas por los principales protagonistas después de finalizar el choque, recogidas por Diario de Cádiz en su suplemento de Deportes del martes. Mateos, minutos después de haber dedicado un censurable corte de mangas al banquillo visitante en las postrimerías de la contienda, se despachó de esta manera: "Pondré mi cargo a disposición del club si la actual situación no se arregla en 48 horas". La respuesta del presidente no tuvo desperdicio: "Mateos nos haría un favor marchándose". Finalmente, el que fuera jugador madridista aguantó hasta que lo destituyeron una vez cumplimentadas las ocho primeras jornadas.

Con unos 16.000 espectadores en las gradas de un Ramón de Carranza que inesperadamente no se llenó, el juego ofrecido por ambos conjuntos dejó mucho que desear. Los entrenados por Héctor Núñez, que achacó la derrota al fuerte viento de levante, se dedicaron preferentemente a la destrucción desde el pitido inicial y terminaron pagando muy caro su excesivo conservadurismo. Los anfitriones, que en la todavía fresca campaña del ascenso habían destacado por practicar un fútbol de marcador carácter atacante pero con lagunas en las labores defensivas, no anduvieron muy atinados aquella tarde, mostrándose nerviosos y sin ideas. Para más inri, en el minuto 34 se adelantaron los vallecanos gracias a un tanto en propia puerta del líbero local, Canito. En un córner, este conectó un testarazo en dirección equivocada para alegría de los visitantes.

La segunda mitad fue avanzando sin movimiento en el marcador, pero los cambios efectuados por el técnico, que dio entrada a Escobar y Ortigosa, revitalizaron a un Cádiz que empezó a apretar de lo lindo con el empuje añadido de una afición que nunca perdió la esperanza de remontar. Un remate cruzado y raso de Villalba, tras pase del propio Ortigosa, puso las tablas en el minuto 81 y poco más tarde, en el 84, el extremo roteño repitió diana pero esta vez cabeceando un centro-chut de Lobato. Puro éxtasis.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios