En unos tiempos en los que se ha impuesto lo de ir partido a partido, que no es un invento de Simeone por mucho que el técnico argentino vaya a pasar a la historia del balompié como el padre de la frase en cuestión, parece casi una temeridad marcarse retos a tres o cuatro encuentros vista. Lo políticamente correcto a estas alturas del siglo XXI es hablar simplemente de la contienda siguiente, sin pensar para nada, al menos en las manifestaciones públicas, más allá del fin de semana inmediato. En cualquier caso, el cadismo anda con la moral por las nubes gracias al excelentísimo momento que atraviesan el inspiradísimo Álvaro Cervera, almirante de la flota amarilla, y unos pupilos que están ofreciendo un rendimiento impensable en la recta inicial de la presente temporada, la del reestreno en la categoría de plata después de la media docena de años de malvivir en el infausto pozo de la Segunda División B. Por eso, la afición se puede permitir la licencia de soñar con que la racha de victorias no se vea quebrada próximamente y se sigan alineando éxitos sin interrupción de ningún tipo.

Con cuatro triunfos consecutivos en las alforjas al haberse cargado en los últimos compromisos a Zaragoza (3-0), Córdoba (1-3), Sevilla Atlético (4-1) y Elche (2-3), el Cádiz 2016/17 goza ahora mismo de la oportunidad de alcanzar un récord histórico si aguanta ese ritmo, en concreto si al menos se impone en sus tres choques venideros, en los cuales tendrá como adversarios a Valladolid, Almería -los dos con el Ramón de Carranza de escenario- y Mallorca, en este caso con desplazamiento incluido a las Islas Baleares. Eso supondría alinear siete victorias, igualando de esa manera el mejor registro anotado por una plantilla del club gaditano en la división de plata desde su fundación.

La vigente plusmarca militando en Segunda División se estableció en la aún cercana e inolvidable temporada 2004/05, cuando bajo el mando de Víctor Espárrago se acabó produciendo el último ascenso de la escuadra amarilla a Primera, poniéndose el glorioso broche en el mismísimo Chapín jerezano. Durante esa campaña, entre las jornadas 11ª y 17ª, se logró una retahíla de triunfos que resultó clave para dar el salto meses después. Cayeron uno a uno el Málaga B (4-0), el Salamanca (1-3), el Poli Ejido (3-0), el Córdoba (0-2), el Elche (3-1), el Valladolid (0-1) y el Tenerife (4-1). Desde aquel 18 de diciembre de 2004 figura ese registro en los anales del club ya que en la siguiente entrega el Cádiz solo fue capaz de arrancar un punto (0-0) en la visita al Ciudad de Murcia.

Con esa racha, el conjunto sabiamente dirigido por el uruguayo borró del primer lugar de la lista la racha de seis triunfos consecutivos obtenidos por la plantilla amarilla del ejercicio 1973/74, cuando realizando un juego brillantísimo a las atinadas órdenes de Domingo Balmanya se rozó el que hubiera sido primer ascenso del Cádiz a la máxima categoría. El arranque resultó fulgurante, sumando todos los puntos en litigio entre las jornadas segunda y séptima al ir superando sin cesar a Sevilla (3-0), Levante (0-1), Linares (3-1), Hércules (1-0), Sabadell (3-4) y Deportivo de La Coruña (3-1).

Sin tener que hacer uso del catalejo, la opción que sí que se halla a la vuelta de la esquina es la de poner los pies en el tercer cajón del podio. Para eso bastaría con derrotar hoy al Valladolid, con lo cual se poseería un registro de cinco triunfos, igualando a los logrados en siete campañas en Segunda División, en concreto las siguientes: 1940/41, 1957/58, 1958/59, 1960/61, 1962/63, 1976/77 y 1982/83.

Más alejado que la plusmarca de siete que reina en la categoría de plata se encuentra el récord absoluto del club, inamovible desde que el equipo entrenado por Carlos Orúe ganó los nueve últimos encuentros de la fase regular en la Segunda División B 2000/2001.