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  • Cervera hará rotaciones en Valladolid con la vista puesta en el 'play-off'

Del Castillo sustituye a Aitor en el partido contra el Huesca disputado en la primera vuelta en el estadio Ramón de Carranza.

Del Castillo sustituye a Aitor en el partido contra el Huesca disputado en la primera vuelta en el estadio Ramón de Carranza. / jesús marín

El Cádiz cumple el empeño de visitar al Real Valladolid con los deberes hechos con un expediente brillante que le llevará a cerrar el torneo de la regularidad con 26 jornadas consecutivas en las posiciones de arriba. En el vestuario querían evitar a toda costa tener que jugarse el pase a la fase de ascenso en el estadio de un rival directo que había vencido (0-1) en la primera vuelta en el Ramón de Carranza y que apura sus opciones de acceder a la eliminatorias. Está obligado a salir a por todas. La expedición cadista se desplaza el próximo fin de semana a Castilla y León con absoluta tranquilidad tras la victoria obtenida contra el Elche en casa que supuso la clasificación matemática una jornada antes de epílogo del campeonato. Todo un éxito para un recién ascendido que en su regreso, después de seis años de ausencia, se ha colado entre los mejores con total merecimiento gracias a su sólido recorrido.

La única labor pendiente del Cádiz es determinar la posición con la que se presentará la semana siguiente al play-off. La escuadra entrenada por Álvaro Cervera afronta el último capítulo de LaLiga 1|2|3 desde el cuarto puesto, con pequeñas opciones de acabar tercero -debe ganar y además que el Getafe pierda en Mallorca- y con mayores posibilidades de quedar quinto -si no vence en el José Zorrilla podría ser rebasado por el Tenerife, que comparece en La Romareda ante el Zaragoza-.

El reto es ocupar la plaza más alta pero sin necesidad de forzar la máquina. El objetivo principal está amarrado y el trabajo de cuerpo técnico y jugadores se centra en una doble misión: preparar el duelo intrascendente del sábado (a partir de las ocho y media de la tarde) pero sobre todo y a la vez la ronda inicial del play-off, cuyo partido de ida se disputará el próximo día 15 -jueves- en el caso de ocupar el cuarto o el quinto peldaño en la Liga, que es lo más probable. Si terminase tercero, entonces jugaría el 14 -miércoles-.

Entre la cita sin relevancia en Pucela y el estreno en la fase de ascenso sólo hay cuatro o cinco días. El poco tiempo disponible aconseja reservar a los jugadores que acumulan más minutos. El equipo desprende falta de frescura en las últimas semanas y todo apunta a que Cervera pondrá en liza una alineación poco habitual y dará descanso a los que suelen ser titulares.

Unas de las ventajas de llegar al episodio final con la tarea realizada es poder hacer rotaciones. Una dificultad añadida del play-off es la elevada exigencia física después de diez meses de competición. En el primer cruce sólo hay tres días de distancia entre el choque de ida y el de vuelta. La segunda y definitiva ronda empezará sólo tres días después del final de la primera y la vuelta está fijada de la eliminatoria definitiva será también tres días más tarde. Los equipos que se clasifiquen para la final encararán cuatro partidos en diez días. Una auténtica paliza. A estas alturas del curso no sólo cuentan los argumentos futbolísticos. El que llegue en mejor forma será el que disponga de más opciones de subir a Primera.

Los cambios que el técnico cadista decida acometer en territorio pucelano están más que justificados. La prioridad es dar un respiro a los titulares para que lleguen en el mejor estado posible a los partidos decisivos. La incógnita es si cambia todo el equipo o hace una mezcla entre habituales y no habituales.

Los que han jugado más se ahorran además un viaje los integrantes de la segunda unidad tienen una ocasión de oro para reivindicarse y competir para intentar tener el ritmo adecuado. Cualquier miembro de la plantilla puede ser importante en el play-off en cualquier momento. Quien no figurará entre los convocados con toda seguridad es Álvaro García después de provocar, en el envite contra el Elche, la quinta cartulina amarilla de la campaña, que se traduce en sanción federativa. Los movimientos empezarían en la portería. Alberto Cifuentes ha disputado todos los partidos de Liga y quizás sea el momento de Jesús Fernández. El arquero albaceteño encabeza el grupo de jugadores que superan los 3.000 minutos, formado también por Carpio, Aridane, Alfredo Ortuño y el propio Álvaro García. Son los candidatos a tener el día libre el sábado y a ellos se podrían unir otros que también soportan una alta carga de minutos, como Sankaré, Brian, Garrido, José Mari y Salvi. Aketxe, aunque no alcanza los 1.000 minutos -se incorporó en el mercado de invierno-, es una de las referencias del equipo en la segunda vuelta y no sería extraño que tuviera descanso con vistas a los siguientes compromisos.

No estará disponible Eddy Silvestre, convocado por el seleccionador del Azerbaiyán, Robert Prosinecki, para el partido contra Irlanda del Norte que se disputa este sábado. Si Cervera se decanta por las rotaciones al cien por cien, el once del conjunto amarillo en Valladolid sería parecido al formado por Jesús Fernández en la portería, con Iván Malón y Luis Ruiz en los laterales, Servando y Migue en el eje de la defensa, José Mari o Garrido y Abdullah en el centro del campo, Nico Hidalgo y Aitor en los extremos; y Gorka Santamaría y Rubén Cruz en punta. Jesús Imaz podría tener sitio y las opciones de Dani Güiza pasan por la recuperación de la lesión muscular que se produjo hace tres semanas. Gastón Del Castillo, de baja por problemas físicos, en principio no llegaría a a tiempo a la última cita.

El entrenador evalúa la situación esta semana para decidir qué camino toma: revolución total en el once o rotaciones con moderación. La decisión estará directamente relacionada con la ida de la fase de ascenso, que se disputará cuatro o cinco días después.

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