Es cuestión de sensaciones. Aunque el Cádiz 2013-2014 ha firmado un arranque similar al de la pasada temporada, la realidad es que hay un buen trecho entre el equipo que entonces dirigía Alberto Monteagudo al que ahora entrena Raúl Agné. Este Cádiz se presenta más íntegro en capacidad hasta para sufrir, dispone de más calidad y mayores alternativas en el juego ofensivo. Es un equipo distinto, de potencial superior pero que tiene que perfilar su propio sello, y ser favorito y demostrarlo cuando la corriente del resultado es favorable. Con la plantilla que se ha configurado, llamada a ser de las mejores del grupo IV, el conjunto cadista no puede acabar los partidos en los que ha mandado pidiendo la hora y defendiéndose como gato panza arriba. Es un riesgo excesivo.

Al margen de quién haya llevado la iniciativa a la hora de configurar la actual plantilla -Agné dijo antes de la pretemporada que decidía él; Gaucci restó poder a estas manifestaciones otorgándose peso y protagonismo en esa parcela; y Antonio Manzano ha estado en casi todos los saraos de fichajes-, las tres primeras jornadas ponen de relieve que la materia prima puede ser adecuada sea quien sea el responsable. De la medular en adelante, sobre todo, existen argumentos para pensar en un Cádiz apto para la pelea por lo máximo. En tres semanas se ha comprobado que Kike Márquez reúne mucha de la calidad que le faltaba al equipo la campaña anterior. También, al margen de los problemas físicos, que Perico y Jorge Luque son futbolistas diferentes a lo que suele ofrecer la categoría de bronce. Y que se espera mucho más de gente como Kike López, Mikel Martins y Nafti. Este último, el tunecino, acumula una experiencia que debe ser fundamental cuando la situación lo requiera, si bien por ahora aparecen a cuentagotas esos galones porque se pierde en el otro fútbol. Con tres amarillas en el mismo número de encuentros se puede empezar a ganar un cartel poco recomendable para la competición.

Continuando con la zona de ataque, Juan Villar ha encontrado portería a la tercera semana, por lo que su olfato anotador se ha hecho de rogar. El de Cortegana vuelve a estar en casi todas las acciones de ataque recibiendo el último pase, pero sigue pecando en fallar casi todas. A su favor, las ganas de estar comprometido con el proyecto y de olvidar viejas guerras con una afición que le sigue mirando con lupa. En contra, el escaso margen para el error si los dos Kike, Márquez y López, y Perico están a buen nivel, en cuyo caso tendría muchas papeletas para ser el descartado del once. Lo que cambia una plantilla a otra. Villar puede pasar de ser el goleador y hombre de peso del Cádiz 2012-2013, a ser el quinto hombre de los cuatro jugadores más ofensivos del once. Gato cierra esta línea con detalles a tener en cuenta y una velocidad que debe saber explotar con la cabeza bien amueblada.

La defensa abre un debate con luces y sombras. Andrés Sánchez se ha destapado desde muy pronto como el mejor refuerzo de la zaga. El ex del Melilla tiene mucho de lo que se echaba en falta desde su posición, ganándose por ahora el protagonismo de anteriores laterales zurdos como Raúl López. Josete repite del curso anterior, si bien con el balón en los pies no tiene todavía la frescura suficiente. Fran Pérez alterna cosas muy buenas con otras regulares e incluso malas. Belfortti, en una baja forma grande para que Gabi haya jugado antes que él. Y a Ceballos, que debe ser dueño y señor del lateral derecho, le está costando imponer su mejor versión.