Cádiz CF

Pavoni anima a la afición

  • El argentino asegura que "Jose González es un ganador nato" y que bajo su dirección "se luchará por el regreso a Segunda" · "Me enseñó todo en la mediapunta", recuerda

"Puedo recitar de memoria las alineaciones titulares de los equipos de los dos ascensos". Ni en el mayor nivel de senectud olvidaría Matías Pavoni Escabuso (Buenos Aires, 1980) su periplo de cinco temporadas en las filas del Cádiz; un trozo de su vida personal y profesional que le dejó cicatrices en Segunda División B, Segunda División A y Primera División. El argentino mantiene un punto de acento gaditano y ayer, desde su país, atendía muy ilusionado la inesperada llamada de este periódico. Está "al tanto" de todo lo que salpica de color amarillo. De que el club está inmerso en concurso de acreedores. De que el corazón de la afición no palpita con su equipo... Y de que Jose González, el primer entrenador que tuvo en el Cádiz, ha tomado el relevo de Risto Vidakovic.

Pavoni dejó la práctica y la teoría del fútbol y ahora se gana la vida sin depender de que entre o no entre la pelotita. Gurpegui le abrió la puerta de salida y los médicos se la cerraron para que no volviera a entrar. "La amenaza de quedarme cojo era muy seria y opté, con todo el dolor de mi alma, por colgar las botas", explicaba el argentino.

El verde ya no es el color del césped para él, sino el universal de la esperanza. Y la de un nuevo ascenso del Cádiz no piensa perderla ni en la distancia. "Jose González es un ganador nato, sus equipos están muy trabajados. Exprimirá a la plantilla como nos exprimió a nosotros en su día y bajo su dirección se luchará por el regreso a Segunda División A. Él lo va a dar todo a diario, estoy seguro, y sería conveniente que los futbolistas dieran, al menos, lo mismo que él", adelantaba Pavoni con seriedad.

"La posición de mediapunta es vital en su esquema", apuntaba volviendo a la teoría y a la práctica del fútbol por un momento. "Para mí era algo nuevo, porque lo táctico y lo estratégico no lo había trabajado antes de llegar a España. Me costó adaptarme a esa posición, pero Jose me enseñó todo lo que sé. Supe sacarle partido a la mediapunta y de no ser por las lesiones...", lamentaba el argentino sin olvidar tampoco su primer y último partido en San Mamés ante el Athletic de Gurpegui.

Matías Pavoni resultó clave en el ascenso a Segunda en Las Palmas y en el ascenso a Primera en Chapín. Fue querido y admirado y solo le salieron detractores cuando se le fue apagandola luz por culpa de lesiones y más lesiones: que si el pubis, que si el hombro, que si el tobillo.... Aún hoy pueden verse por la calle camisetas con su nombre y el dorsal número 11. "Los dos ascensos son inolvidables, pero si tengo que elegir uno me decanto por el primero. La temporada en Segunda B cambió mi vida. Fue bonito ver a la gente celebrando el ascenso. Éramos jóvenes, ámigos. Luego, jugar en Primera fue un regalo, lo más bonito que he podido hacer como profesional. Estuvimos por un tiempo rodeados de estrellas y pese a ser un equipo humilde no hicimos, ni mucho menos, el ridículo", recordaba.

Tanto recuerdo le llevaba a arengar a la gente más fiel que ha conocido: "Le mando ánimos a la afición porque con Jose en el banquillo van a ver mucha entrega en los futbolistas, mucha profesionalidad. Hay que apoyar al equipo. Recuerdo que cuando llegué, con el Cádiz en Segunda B, la gente estaba también muy quemada. Pero poco a poco todo el mundo se fue animando y al final vivimos una gran fiesta, la del ascenso. Los futbolistas que fichamos por el Cádiz lo hacemos por su afición; es el mayor patrimonio que tiene el club". Y lanzaba un mensaje en una botella para que cruzara el charco: "Al que juegue ahora en mi posición le aconsejo que escuche bien al míster; aprenderá muchísimo".

"Me llevaba bien con los sudamericanos, pero tampoco olvido a los Velázquez, Sambruno, Raúl Navas...", concluyó antes de colgar el teléfono y de seguir hablando en voz alta consigo mismo.

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