Trofeo Carranza | Final

Las Palmas, un nuevo campeón

  • El conjunto canario alza el Trofeo en su primera participación tras superar, también con su propuesta sobre el césped, a un Málaga que decepciona.

Las Palmas se convirtió anoche en nuevo ganador del Trofeo Ramón de Carranza, que en su 63ª edición vio cómo el equipo canario inscribía su nombre en la majestuosa copa en su primera participación. Los amarillos se adjudicaron el cuadrangular de manera más que merecida ante el Málaga. El campeón del pasado año, incluso, decepcionó por su propuesta sobre el césped, nada que ver con la de un rival que siempre trató de jugar el balón y llegar al área contraria con criterio. Además, esta vez ese estilo encontró recompensa en forma de efectividad. La final, en suma, agradó pese a no ser un gran duelo.

Tras unos compases iniciales de tanteo, el equipo canario comenzó a imponer su estilo de toque y toque, de elaboración en medio campo como forma de aproximarse al área rival, hilvanando varias jugadas con las que se ganó los olés de la grada. Una internada de En-Nesyri que culminó Chory con un tiro fácil para Chichisola fue la tímida réplica costasoleña en los primeros 10 minutos del encuentro.

Pese a que los de Míchel optaron por presionar arriba para complicar la salida del balón, los insulares continuaban con sus combinaciones, con Mauricio Lemos como faro, y casi siempre superando las dos primeras líneas defensivas de los blanquiazules, anoche de naranja.

No obstante, la apuesta grancanaria tiene sus riesgos y mediado el primer periodo la escuadra malacitana gozó de dos magníficas oportunidades para adelantarse en el marcador. En el minuto 24, un robo del cuero permitió a Chory conducir hasta el borde del área y pasar a su izquierda para que En-Nesyri rematara al muñeco y Mula mandara a las nubes el rechace. Y en el 28, de nuevo En-Nesyri falló un mano a mano con el meta tras otra pérdida de Las Palmas.

Estas ocasiones propiciaron un giro porque el Málaga protagonizó a partir de la media hora sus mejores momentos, con un par de remates de Jony y Chory sin fortuna.

Sin embargo, en el 38', cuando parecía que el campeón de la pasada edición estaba más cerca del gol, una internada de Dani Castellano provocó un penalti un poco absurdo de Cifuentes y la posterior transformación de Prince Boateng adelantó a los amarillos.

Hasta el descanso, regreso a los orígenes. Las Palmas volvió a controlar la situación con más claridad e incluso pudo incrementar la cuenta en el último suspiro tras un gran pase al hueco de Jonathan Viera que Boateng finalizó cruzando en exceso el esférico.

En la reanudación las imprecisiones se abrieron paso con un arranque poco vistoso que tocó a su fin tras una demostración de los insulares a la hora de sacar el balón jugado, aunque el remate final de Vitolo lo detuvo Andrés Prieto en el minuto 57.

Las Palmas asestó un duro golpe a su adversario cuando en el 65' Pedro Bigas cabeceó al fondo del marco un córner botado por Tana, justo cuando Míchel efectuaba dos nuevos cambios.

El 0-2 espoleó a los malacitanos, que en el 69' casi acortan distancias gracias a un gran remate de En-Nesyri dentro del área que encontró una no menos buena respuesta de Chichizola.

El choque enfilo el último cuarto de hora con la situación muy franca para los isleños, que bien por instinto de defender la ventaja, bien por el empuje malagueño, ahora defendía con más hombres en su mitad del rectángulo.

Eso sí, los espacios que se vieron obligado a dejar los andaluces dieron lugar a rápidas salidas canarias que por momentos acercaban el tercero.

Adrián, salvador la noche anterior ante el Villarreal, lo intentó sin acierto en el minuto 82, pero el Málaga no transmitía buenas sensaciones, no ofrecía síntomas que invitaran al optimismo de sus seguidores.

El cansancio empezaba a hacer mella, el ritmo, ya más cansino, impedía que hubiera continuidad en el juego y los errores en la entrega se sucedían. En este escenario, Las Palmas tenía más que ganar porque le bastaba con guardar la ropa mientras que su contrincante nadaba desesperadamente para alcanzar la orilla.

Los dos minutos de prolongación que concedió el almeriense Fernández Borbalán no valieron para nada más que para que se viera el momento más feo de la final con una pequeña trifulca que acabó con expulsión directa de Recio y David Simón.

Después de eso, nada reseñable. Los jugadores se contagiaron del espíritu de los dos que vieron la roja, que abandonaron el campo hablando amistosamente, y todos dieron por bueno un resultado justo y que deja en el palmarés del Trofeo Carrranza a un nuevo campeón.

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