Cádiz CF

Lesión dura en el antecedente más reciente

  • El último Cádiz-Cultural será recordado por la grave dolencia del entonces ariete cadista Miguel Puente

Puente, el día que firmó por el Cádiz.

Puente, el día que firmó por el Cádiz.

Era un 27 de junio de 1998 cuando la luz amarilla de Miguel Puente dejó de brillar. Fue en un Cádiz-Cultural Leonesa, el último Cádiz-Cultura antes del de hoy, cuando el fornido delantero se rompió por donde más duele física y sicológicamente, la rodilla.

El descanso se echaba encima con el Cádiz perdiendo 0-1 -al final venció cuatro a uno- y a Puente se le fue la vida deportiva. La rodilla crujió y el ariete abandonó el césped del Carranza en la última jornada de una liguilla de ascenso en la que Madrid B y Barcelona B relegaron a gaditanos y leoneses.

Jugadores como José Antonio Mateos, Galisteo, Zafra, Barla, Javi Germán, Quique Cárcel, Óscar Hortas o Ariel Zárate vieron romperse al bueno de Puente, que ya no volvió a jugar hasta el 10 de enero del año siguiente. Cuando regresó, siete meses después, no fue el mismo. Apenas disputó ocho partidos aquella segunda campaña de amarillo y no marcó. Fue su epílogo cadista. El de un delantero leones, de Ponferrada, de raza del Norte por la influencia de su formación en Mareo y con capacidad para sentirse del Sur de La Palma (Mensajero) y de la Tacita (Cádiz CF). Tras dejar Carranza, jugó dos temporadas más en la Ponferradina hasta que en junio de 2001, con 30 años recién cumplidos, colgó las botas por unos problemas físicos que no acabaron por desaparecer.

Puente fue un delantero rocoso y honrado, trabajador y profesional. Se vació por un ascenso truncado desde que el sorteo emparejó al Cádiz con dos filiales temibles. Tanto como su lesión.

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