El Cádiz ha logrado ganar en Granada y hacerse con 40 puntos de oro que le brindan prácticamente la permanencia en primera división, salvo que ocurra todo lo peor y es poco probable.

La victoria (0-1) en el terreno del Granada el domingo 2 de mayo supone por tanto esta permanencia, a falta de la confirmación matemática. La tiene tan bien atada que es imposible que se le escape. Tiene diez puntos de margen sobre la zona de descenso y quedan 12 por disputar. Con los 40 puntos que tiene en bolsillo se garantiza la continuidad en la máxima categoría.

Salvado, con una exhibición defensiva

Una exhibición defensiva, la mayor de los últimos tiempos, otorgó al Cádiz CF la victoria (0-1) en Granada que vale la permanencia, no matemática pero sí virtual, con diez puntos de ventaja sobre la zona de descenso a falta de 12 (cuatro jornadas) para el epílogo del campeonato.

El Cádiz CF llegó a los 40 puntos mucho antes de lo imaginable y lo hizo fiel a su estilo. Construyó un laberinto del que no supo salir un rival al que no le dejó hacer ocasiones y en cambio sí aprovechó una de las que tuvo para llevarse un merecido triunfo con el que pone un broche de oro a una excelente temporada.

No hubo experimentos y volvió la primera unidad, con siete movimientos en la alineación en relación a la cita de la semana anterior sin alterar el habitual 4-4-2 y la novedosa banda izquierda compuesta por Akapo e Iván Alejo.

Tan enchufados salieron los visitantes que en el primer minuto Negredo no llegó por centímetros al balón delante de la portería. Una clara ocasión replicada en el 5 por Quini con un zapatazo lejano que obligó a Ledesma a su primera intervención de la tarde.

Tras el mutuo aviso llegó la calma, con dos equipos más ocupados en destruir que en construir aunque con señales de mayor valentía en ataque de los gaditanos bajo el liderazgo de un Sobrino hiperactivo.

Se emplearon con seguridad los amarillos, con el orden más que conocido en su parcela, sin dejar espacios a los oponentes más desequilibrantes, entre ellos el ex cadista Darwin Machís.

Tardó en entrar en materia el cuadro local, sin ritmo pero con chispazos apagados por la defensa mientras los saques de esquina se convertían en a principal opción de unos y otros.

El partido era de todo meno bonito, sin llegadas peligrosas, sin una jugada digna de mención, sin un dueño claro, con el único interés de un marcador inalterado.

El tiempo corrió sin que nada sucediese hasta que en el minuto 36 Ledesma evitó el 1-0 con un paradón tras un remate a bocajarro de Nehuén a salida de un córner.

Mientras los de casa se agarraron al balón parado, los amarillos dieron un paso al frente antes del descanso para ponerse con ventaja. En el 39, Iza Carcelén centró al corazón del área y Aarón sacó el cuero en la línea de portería con una parada imposible tras un testarazo de Negredo, quien recogió el rechace y sirvió a Sobrino para que éste empujase a placer y pusiese el 0-1.

El delantero se estrenó como goleador cadista en el momento más oportuno, ubicado en boca de gol, y dos minutos después tuvo el segundo en sus botas solo delante de Aarón, quien repelió el esférico e impidió que el Cádiz CF se macharse al intermedio con una renta aún mayor.

Los gaditanos se fueron al vestuario tras un enorme despliegue de solidez a la espera de la supuesta reacción de los rojiblancos en la reanudación.

Quedaba lo más difícil, que era conservar la ventaja, y a ello se pusieron con una pegajosa telaraña bien tejida y una cualidad exprimida al máximo: saber qué hacer en cada momento.

Cuando tuvo la mínima ocasión, presionó arriba para incomodar la salida de balón y se replegó con celeridad para desactivar el ataque de los anfitriones, ya con Kenedy y Soldado sobre el césped para completar la artillería nazarí.

El Cádiz CF siguió a lo suyo, como un bloque compacto que apenas dejaba al rival acercarse a su área hasta el extremo de jugar con la impaciencia del necesitado.

Las ocasiones brillaban por su ausencia. Los foráneos no llegaban a organizar una contra en condiciones pero se las arreglaba para neutralizar a un adversario coleccionista de imprecisiones.

Todo iba sobre ruedas aunque Salvi, lesionado, dejó su sitio a Jairo, colocado en la izquierda para que Iván Alejo se reubicara en la derecha.

Estaba todo bajo control por parte de los amarillos con la única pega de un marcador apretado que garantizaba la incertidumbre hasta el final. Los de Diego Martínez no se acercaban ni por asomo pero podía pasar cualquier cosa, con los amarillos esta vez sí con aproximaciones peligrosas al área contraria.

En el 77, Aarón atrapó el cuero tras un disparo de José Mari desde el balcón del área y en el 83, Lozano no tuvo puntería en el mano a mano con el portero. El Cádiz CF no sentenció y dejó vivo a un Granada preso de los nervios que se quedó en inferioridad numérica por expulsión de Soldado en el 87 al reclamar un penalti inexistente.