Enrique y Cifuentes compartirán la banda derecha el próximo domingo en la abuela de todas las finales que medirá a los amarillos con el Huesca. El extremo deja atrás su partido de castigo que le impidió jugar el pasado sábado contra la Real Sociedad y el lateral suplirá la baja del nuevo sancionado de la plantilla, Cristian. Uno y otro se mostraban ayer en la sala de prensa de El Rosal "con muchas ganas" de saltar al césped de El Alcoraz. Y dejaban claro el objetivo común: sumar los tres puntos.

Al extremeño se le recordaba, aunque no hiciera falta, que en el banquillo rival estará su amigo Antonio Calderón... pero como si nada; no hay dato alguno que pueda distraer al rey de las asistencias del conjunto de Víctor Espárrago. "Lo único que espero es ganarle. Nada más. Es un buen tío y lo aprecio. Me gustaría que nos salváramos los dos, pero si se tiene que joder alguno, que se joda él. Lo siento pero es así; para que llore mi madre, mejor que llore la tuya", decía Enrique, quien incluso sueña con que todo salga a pedir de boca este fin de semana: "Consiguiendo tres puntos puede que nos salvemos, consiguiendo cuatro hay un porcentaje alto y con seis es seguro. Por eso vamos a intentar conseguir los tres primeros cuanto antes y esperar a ver qué pasa. Si somos capaces de ganar, lo mismo conseguimos la permanencia".

Menos optimista, pero igual de centrado, se mostraba Cifuentes. El madrileño, como hiciera la pasada temporada, volverá a entrar en el equipo en un momento clave. "Son circunstancias diferentes, pero también los dos partidos que restan son muy importantes. Durante mi carrera he sido titular y otras veces me he tirado hasta un año sin jugar. El profesional tiene que estar preparado para aceptarlo todo", explicaba.