El Cádiz CF no sólo mantiene el liderato con una considerable ventaja sobre los demás. Más allá del primer puesto, llama la atención su permanente estado de solidez. Una semana más. Van pasando las jornadas ubicado en el pico más alto aunque todavía queda más de lo que se ha jugado: 27 citas dan para mucho.

Quince capítulos conforman una muestra suficiente para poner de manifiesto la fortaleza de un equipo casi invencible que cuando no puede ganar, empata. Sumar, aunque sea un punto, permite avanzar y esquivar el regusto amargo de la derrota. Paso a paso.

En Vallecas supo aguantar las acometidas de un Rayo que chocó contra un muro indestructible que si recibió un gol fue de rebote. El Cádiz CF se las arregló para adaptarse a los mini partidos que suelen disputarse a lo largo de los noventa y tantos minutos. Se rearmó tras el recibir el gol del empate, cuando lo peor lo pasaba, hasta el extremo de ver muy cerca el triunfo en los últimos compases de un choque equilibrado en líneas generales.

Las sensaciones no pueden ser mejores. Bloque compacto que se mueve de memoria sobre el tapete, jugadores que rara vez pierden la posición, máximo esfuerzo en cada acción con la aplicación del concepto prioritario de la defensa… Y ambición en ataque, con transiciones de vértigo y martilleo a balón parado.

El combate nulo con el que se resolvió el duelo entre dos estilos antagónicos resumió con claridad que ningún modelo es superior a otro en el fútbol. Lo que cuenta a la hora de la verdad es el acierto. El conjunto madrileño ostentó un 65 por ciento de posesión frente al 35 de los amarillos.

La enorme diferencia en la tenencia del cuero no influyó en el resultado. Cada uno empleó sus armas y el desenlace fue un reparto de puntos.

Los de Álvaro Cervera tuvieron la pelota menos tiempo pero lanzaron tres saques de esquina más que su contrincante (siete frente a cuatro). El Rayo tiró el doble de veces que la escuadra amarilla (16 y ocho) pero muchos de esos remates fueron lejanos y sin peligro. Y los madrileños, pese a ser los dueños del esférico, cometieron más faltas (17 por las 11 de los visitantes).

La realidad es que el punto vale su peso en oro, y más en el feudo del club con el segundo tope salarial más alto de la categoría de plata (19 millones de euros, diez millones más que la entidad cadista).

Todo sale según lo previsto, más allá incluso de las expectativas que rezumaban más optimismo. En este punto del campeonato, todavía prematuro aunque con el final de la primera vuelta en el horizonte, de lo que se trata es de continuar con el ritmo frenético con el que ha sorprendido a todos sus rivales.

Si algo destacaba Cervera después del empate obtenido en Vallecas era la capacidad de trabajo de su equipo, que siempre expone sobre el césped el lema ‘la lucha no se negocia’ que no pierde vigencia. Es uno de los principales soportes de la trayectoria del equipo más fuerte en este tramo de la temporada. Los números así lo reflejan.

El entrenador del conjunto que manda en la clasificación recordaba tras el valioso punto capturado en Madrid que la diferencia en la tabla "no es real" (nueve puntos de ventaja sobre el segundo y diez sobre el tercero y el cuarto) y vaticinaba que rivales como el Huesca se acabarán acercando.

Cervera ponía los pies en suelo al afirmar que "somos los que ilusión tenemos pero no el mejor equipo de Segunda". La realidad a día de hoy contradice las declaraciones del preparador cadista. El Cádiz CF gobierna con autoridad mientras el futuro aún está por conocerse. Mientras, calma, humildad (las que desprenden las declaraciones del míster) y ambición constante en busca de una recompensa aún lejana pero posible si todo sigue así.