La fiesta de fin de año le quitó el protagonismo que merecía Antonio Soto Espeleta. Su familia no informó (para no estropear las fiestas) prácticamente a nadie del fallecimiento, el día 31, y el sepelio se celebró a primeras horas de la tarde de un año en el que él ya no llamará a sus amigos más cercanos Pedrito ('el míster' como él le decía), Juanito Mariana, Manolín Bueno y otros tantos, entre los que también estábamos mi hija Elena y yo, para charlar e invitarnos a unas cervezas.
La última vez que quedamos fue el 7 de diciembre (cumplía 88 años), pero suspendió la cita al encontrarse muy resfriado.
Se ha ido un gaditano de pro, un amante de Cádiz y de todo lo que significa Cádiz, como Antonio escribió muchas veces en Cartas al Director, en este Diario de Cádiz, y en la revista ¡Ese Cádiz...Oé! También escribía en El Popurrí del Carnaval porque a Antonio le gustaba todo: el fútbol, el Carnaval, la Semana Santa...
Pero lo mejor de Soto Espeleta eran sus vivencias, sus recuerdos, contaba mil y una anécdotas a sus amigos, ya nombrados y muchos más. Nosotros le teníamos un cariño especial y por eso, al enterarnos de su fallecimiento, lo hemos sentido cantidad y mucho más al no poder acompañarle en su último viaje.
Pedro Espinosa, compañero del Diario, lo definía como buena gente y muy cariñoso. Es verdad, siempre tenía una palabra de agradecimiento para cualquiera y por eso se ganó tantas amistades.
Antonio Soto Espeleta -que esperaba poder ver el ascenso del Cádiz a Primera- se fue acompañado solo de su familia, pero que tenga la seguridad de que aquí no le olvidaremos. En el Cielo se encontrará a un montón de cadistas, así que tendrá con quiénes charlar del Cádiz y de sus muchas experiencias.
Descansa en paz, amigo.
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