Cádiz CF-Almería

El Cádiz sufre para vencer al Almería (1-0)

  • El equipo amarillo, con un hombre menos desde el minuto 54, se impone gracias a un golazo de Aitor en el tramo final.

El Cádiz se impuso al Almería gracias a un solitario gol de Aitor en el minuto 83 en el único disparo a puerta de los amarillos. El equipo local jugó un mal partido pero supo quedarse con los tres puntos pese a quedarse con un un hombre menos por expulsión de Sankaré en el 54. Los gaditanos encontraron excesivo premio pero el mérito es tener la capacidad de ganar en circunstancias adversas. La victoria permite a los amarillos hacerse fuertes en la zona de promoción de ascenso.

Álvaro Cervera, que cumplió en la grada su cuarto y último partido de sanción, apostó por el once tipo que emplea en tiempos recientes, con el bloque habitual, incluido el regreso a la medular de Jon Ander Garrido, Nico Hidalgo en el extremo derecho y Rubén Cruz una vez más en tres cuartos como enlace entre la media y la delantera.

Les costó entrar en materia a dos contrincantes más atareados en labores defensivas que ofensivas. Álvaro García no tardó en soltar el primer chispazo con un centro al interior del área (minuto 5) que obligó a Casto a despejar de puños. Los visitantes apenas aparecían arriba salvo concesión de los locales. En el 10, Alberto Cifuentes atrapó si dificultades un flojo disparo lejano de Chuli tras un error de un inseguro Sankaré.

El Cádiz intento tomar por derecho las riendas del partido. No era nada fácil ante un adversario encerrado en su parcela empeñado en dejar sin espacios a los anfitriones. Y espacio de sobra son conocidas las limitaciones de un equipo amarillo que pese a ello trató de combatir sus carencias con voluntad y con Abdullah como director de orquesta, obligado a bajar en exceso atrás para hacerse con el esférico.

La aproximación más peligrosa llegó cuando Álvaro García encontró metros por delante. En el 15 se escapó por velocidad por la banda izquierda y su servicio medido al corazón del área dejaba solo a Ortuño delante de Casto, que se adelantó y evitó el remate del murciano en una posición inmejorable.

En un duelo de excesivo rigor táctico, acercarse a la portería contraria se había convertido en casi un milagro. Demasiado respeto entre dos rivales que por encima de todo no querían perder. Si además sonaba la flauta, mucho mejor.

Un jugador cadista controla un balón con el pecho. Un jugador cadista controla un balón con el pecho.

Un jugador cadista controla un balón con el pecho. / Joaquín Pino

El Almería se estiró con timidez y cuando lo hizo consiguió armar alguna contra de mérito el Cádiz, como en el minuto 34, cuando un nuevo centro de Álvaro García lo despejó el ex cadista Nano justo antes de que Nico Hidalgo definiese a puerta vacía. Fue sin duda la ocasión más clara de una primera parte de la que los gaditanos se marcharon sin haber logrado poner la pelota entre los palos. El atasco en ataque fue absoluto a la espera de la segunda mitad. Los rojiblancos se defendieron con orden y cuando los locales dispusieron de su oportunidad no la aprovecharon, como Rubén Cruz con un tiro raso en el 36 que salió desviado cerca de un poste.

El empuje de los locales no dio para derribar la muralla almeriense y la resolución quedó pendiente para el tramo definitivo. La misión no se presentaba nada sencilla para un Cádiz enredado en la telaraña tejida de manera eficaz por los hombres entrenados por Fernando Soriano.

En la reanudación, el Cádiz salió en cuerpo pero se dejó el alma en el vestuario. Tan atontado comenzó que el Almería estuvo a muy pocos centímetros de cobrar ventaja en el marcador con un cabezazo de Corona que se estrelló contra un poste en la primera acción del segundo acto. La suerte fue que el cuero salió despedido hacia fuera.

El Cádiz no se enteraba de nada. Como si estuviese viendo el partido por la tele. El cuadro mediterráneo imprimió más intensidad y empezó a mostrarse superior. Para colmo de males, Sankaré culminó su noche aciaga al ser expulsado en el 54 después de ver la segunda cartulina amarilla.

Todo se torció en menos de diez minutos. Los amarillos, desnortados, tuvieron que afrontar la parte más importante con un jugador menos. Lo único positivo, a esas alturas, es que al menos conservaba un empate que no le iba mal del todo. La roja al senegalés propició la entrada de Servando por Nico Hidalgo. El isleño cubrió plaza en el eje de la zaga y Rubén Cruz cayó al costado derecho- Y Ortuño, como una isla en punta y haciendo la guerra por su cuenta hasta que fue relevado por Aitor a falta de 20 minutos para el final. El onubense se hizo cargo de la izquierda, Álvaro García pasó a la derecha y Rubén Cruz se colocó como hombres más adelantado.

El Almería no dudó en irse arriba en busca del premio mayor ante un cuadro local demasiado atrás. No había más dueño del partido que el equipo visitante, siempre ordenado y con más talento sobre el césped tras el ingreso de Pozo.

El Cádiz había desaparecido de medio campo hacia delante pero en realidad no estaba muerto. Cuando peor estaban las cosas, emergió la figura de Aitor con uno de esos golazos que de vez en cuando acostumbras a inventarse. Álvaro García centró al área y el balón llegó a Rubén Cruz, que cedió al onubense y él hizo el resto. Controló, se acomodó el cuero a su lado bueno y sacó un disparo con la bota derecha, suave y colocado a la escuadra, lejos del alcance de Casto.

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