Cádiz CF | El análisis

El Cádiz CF, con más vidas que un gato

  • El de Huesca ha sido el cuarto encuentro consecutivo, todos desde la vuelta de la Liga, en el que se ha salvado de un peor resultado cuando todo estaba en contra

Los jugadores del Cádiz celebran el gol de Álex en el último suspiro en Huesca.

Los jugadores del Cádiz celebran el gol de Álex en el último suspiro en Huesca. / LALIGA

Rayo Vallecano, Numancia, Alcorcón y Huesca han sido testigos directos de la capacidad del Cádiz CF para sobrevivir a situaciones extremas en las que siempre ha evitado el peor desenlace. Desde el regreso de la competición, el equipo de Álvaro Cervera está compitiendo en el filo de la navaja con resultados que no son favorables y que al final dejan un buen sabor de boca porque, como se suele decir, pudo ser peor.

Lo sucedido en El Alcoraz ha sido el cuarto ejemplo consecutivo, todos los encuentros desde que de nuevo la Liga echó a andar en Segunda División A, de que el Cádiz tiene más vidas que un gato. Por un momento en algunas fases de los partidos contra el Rayo, Numancia, Alcorcón y Huesca dieron al Cádiz por muerto, deportivamente hablando. Pero ahí ha resurgido el equipo amarillo, casi de sus cenizas en algún duelo, para demostrar que saca fuerzas de donde apenas quedan para seguir como líder de la categoría.

El de Huesca fue un encuentro a cara de perro, una de esas citas en las que realmente se examina la capacidad contra otro aspirante que lleva meses oliendo el rastro de los gaditanos. Antes de empezar se sabía que no perder era ya un éxito en suelo oscense, como así sucedió. La derrota estuvo cerca, más cerca que nunca en las cuatro jornadas en las que el nuevo fútbol ha salido a escena. Hasta el minuto 97, gracias a un penalti, tuvo que aguardar el Cádiz para salir moralmente vencedor de El Alcoraz.

Un Cádiz que sacó un once con pocos nombres de los denominados pesos pesados, con un dibujo diferente y un escudo para aguantar con entereza el embiste del adversario. El Huesca alzó la espada del ejército del Alto Aragón, en busca de la pieza más preciada esta temporada. La tuvo en sus manos con el gol de Okazaki en una de esas acciones en las que resulta poco comprensible encajar un tanto. Una jugada que machaca como nadie Cervera; una falta evitable, un balón colgado al área con pocas complicaciones, a priori, a no ser que Cifuentes y compañía se lo coman, como fue el caso. Una acción que pudo costar muy pero que muy cara en el devenir por el sueño del ascenso.

'Vacas sagradas' fuera del once

Pero volvemos al Cádiz más felino, al que parece imposible ver caer por muy negro que sea el escenario. Ese equipo que aguanta a un rival temible sin Álex Fernández, Salvi, Perea, Iván Alejo ni Cala, éste a partir del minuto 30. Se dice pronto aunque así sucedieron los acontecimientos. Jugadores con protagonismo secundario esta campaña hicieron un Cádiz fuerte, rocoso y que hizo que el Huesca se moviera en un mar verde de incomodidades. Ya se sabe que los amarillos ni son bonitos ni quieren serlos, sobre todo mientras ese sello Cervera les haga ser el mejor equipo de Segunda A.

Como el gato que se ha caído ya tres veces en dos semanas, la de este pasado jueves fue la cuarta vez que se levantó del césped tras un golpe fuerte en casa de un enemigo que llevaba días esperando el duelo con el deseo de ver rendido a los amarillos. Esta vez la vuelta a la vida se produjo en el último suspiro, cuando más que nunca daba la impresión de que no era posible. Parece que siempre hay argumentos para soñar por méritos propios o errores ajenos; fue Luisinho el que dio forma a esto último cazando a Salvi sin saber medir ni esperar la jugada. El resto ya se sabe: Álex devolvió al Cádiz a la vida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios