Cádiz CF

Batalla en los Juzgados

  • Manuel Vizcaíno y Quique Pina trasladan su conflicto a los tribunales con demandas mutuas en la particular lucha que mantienen los socios de Locos por el Balón

Manuel Vizcaíno (i) y Quique Pina, hace un par de años cuando todavía mantenían una relación cordial.

Manuel Vizcaíno (i) y Quique Pina, hace un par de años cuando todavía mantenían una relación cordial. / j.p.

El presidente del Cádiz, Manuel Vizcaíno, se hace fuerte dentro del club pero el incendio institucional, lejos de apagarse, cada vez echa más humo. La batalla entre Quique Pina y él se traslada ahora a los tribunales con un intercambio de demandas que serán las que, en un futuro mas cercano o más lejano, actúen de apagafuegos e inclinen la balanza hacia un lado u otro. El presente en el Cádiz pertenece al sevillano, que aglutina todo el poder en la entidad desde que apartó al murciano de la gestión deportiva cuando el pasado mes de febrero le retiró las funciones delegadas en esa parcela tras ser detenido en el marco de la Operación Líbero desarrollada por la Audiencia Nacional.

Vizcaíno será el que lleve las riendas de la entidad cadista la próxima temporada -todo pasa por él- mientras Pina trata de recuperar el control de sus acciones -a nombre de Calambur-, de las que en realidad se vale el propio Vizcaíno en la toma de decisiones como administrador único de Locos por el Balón, sociedad que ostenta aproximadamente el 50 por ciento de las participaciones en el club. El que decide todo es él aunque la propiedad de la empresa creada para entrar en su día en el club sea compartida en dos mitades.

Los movimientos judiciales se centran, por un lado, en el pacto de socios que firmaron en el verano de 2016. Los dos consideran que la otra parte ha incumplido ese acuerdo y cada uno se dispone -si no lo ha hecho ya- a presentar una demanda para reclamar al otro una indemnización de cinco millones de euros, cantidad reflejada en ese pacto que obliga pagar al que no lo cumpla.

Pina entiende Vizcaíno se saltó el acuerdo al retirarle las competencias en la gestión deportiva del club que corresponden al murciano a tenor de lo que recoge ese documento y por ello le va a exigir esa cantidad de dinero. Vizcaíno considera que se vio abocado a despojarle de las funciones delegadas en salvaguarda de los intereses del club ante la gravedad de los hechos por los que es investigado Pina. Pero además cree que el murciano ha incumplido términos del acuerdo y también va a reclamar cinco millones.

Esa batalla judicial puede ser duradera pero hay otras que están en marcha que se desconocen si serán más largas o cortas que la anterior. Una de ellas es el préstamo de un millón de euros que Doyen hizo en su día a Loco por el Balón para que ésta a su vez se lo prestara al Cádiz. Con el paso del tiempo Pina se hizo cargo de la deuda que Locos por el Balón tenía que abonar Doyen y después de que haya requerido sin éxito a Vizcaíno, como administrador único, el pago de la misma, lleva a éste a los tribunales para reclamar esa cantidad.

Pina también encuentra munición para ir al Juzgado en la gestión de Vizcaíno en Locos por el Balón, en la que aprecia un abanico de posibles irregularidades que pone en manos de un juez. Uno de los epicentros del terremoto se halla en esa sociedad. Pina confío a Vizcaíno toda la administración en 2014, cuando él presidía el Granada. Cuando quiso incorporarse al Cádiz en 2016, el sevillano se negó a cederle la administración de la parte que le correspondía, dolido por considerar que le había dejado la campaña anterior, la del ascenso. Fue cuando alumbraron un pacto que tardó en cocinarse que ahora es objeto de demandas por ambas partes. En agosto de 2018 se cumplen dos años y es entonces cuando Pina tiene en teoría la opción de comprar las acciones de Vizcaíno. Pero las cosas han cambiado desde entonces. Salvo sorpresa, no se va a producir esa adquisición.

El presidente cadista dispone también de una batería de demandas contra Pina bajo el paraguas de la Operación Líbero con las que pretende alejar al murciano del club. Bajo su mandato, el Cádiz ha pedido personarse en el caso como acusación particular.

Si Pina está imputado en la Operación Líbero, Vizcaíno lo está en el caso Invercaria, pendiente de un juicio que pretende evitar. Los dos tienen problemas con la Justicia.

De momento Pina continúa como miembro del Consejo de Administración del Cádiz aunque sin delegación y sin ningún peso en la toma de decisiones frente a la mayoría que conforman Jorge Cobo y Vizcaíno. El murciano podría dejar de ser consejero porque sea destituido por el presidente, por alguna medida judicial relacionada con la Operación Líbero o porque él mismo considere la posibilidad de dar un paso a un lado dado que no tiene funciones y está en minoría en el órgano rector de la entidad. Eso no significa que renuncie al Cádiz. Su objetivo prioritario es, tarde o temprano, tomar el timón del club a través del control de sus acciones, como el objetivo principal de Vizcaíno es apartar a su socio de manera definitiva. Porque a día de hoy siguen siendo socios aunque no se dirijan la palabra. De momento siguen unidos por Locos por el Balón aunque por caminos opuestos.

El foco público de los últimos meses de la temporada se dirigió a la competición del equipo amarillo, que al final no entró en la fase de ascenso.

El intercambio de golpes entre uno y otro quedó a título privado -los burofaxes estuvieron a la orden del día- pero ahora cobra relevancia mediática una vez que la plantilla ya está de vacaciones.

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