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Bahía Sur brilló azul y amarillo

  • El buen ambiente entre las aficiones de los dos equipos contendientes reinó durante una noche de hermandad

El Cádiz acudía a Bahía Sur a disputar su segundo encuentro liguero frente al San Fernando después del extraño sabor agridulce que sembró en su afición tras el partido de Copa del Rey. Pocos aparcamientos en las inmediaciones del Iberoamericano, como bien acostumbramos en Cádiz, lo que hacía advertir que algo importante se cocía. Si se continuaba por la galería comercial contigua, el ambiente reflejaba lo que se había ido fraguando durante la semana previa al esperado derbi gaditano. Por los bares no se respiraba ningún choque entre aficiones sino que olía más bien a hermandad entre azulinos y cadistas.

Ya dentro del estadio isleño la grada se repartía entre el azul y el amarillo. Los ultras de cada equipo estaban ubicados en puntos alejados y dedicaban sus voces, como el resto de aficionados, a animar elegantemente a sus respectivos clubes. Ambos equipos saltaron al terreno de juego simultáneamene entre una marea higiénica blanca, aplausos y aficiones en pie. En el campo hubo poca presencia policial, algo que, afortunadamente, no fue necesario. Los descartes de Alberto Monteagudo no quisieron perderse el encuentro y estuvieron viéndolo desde la tribuna del estadio.

En el minuto 37 de la primera parte, el penalti a favor del San Fernando y la expulsión del cadista Aitor Núñez avivaron a la afición local, que veía como el partido se le ponía a su favor. Hasta el minuto 64 duró la alegría azulina, cuando el Cádiz transformó un penalti.

Con el partido igualado, las aficiones se disputaban al 50% el eco en el estadio y ondeaban sus bufandas para empujar a sus equipos. Dentro del campo el ambiente se calentó entre los jugadores por una supuesta agresión, pero quedó en nada más que un simple pique. Los últimos minutos discurrieron con los aficionados enchufados alentando a sus equipos, que tuvieron que conformarse con dejar la pelea por los tres puntos para las próximas jornadas y repartirse los que estaban en juego, algo que le sabe a gloria a un Cádiz que tuvo que luchar con 10 durante casi una hora.

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