Cádiz CF

Aulestia, el primer héroe (0-0)

  • El guardameta detiene tres penaltis y conduce al Cádiz a la final tras un discreto partido que acaba sin goles y se resuelve desde los once metros. Los amarillos plantan cara a un Udinese plagado de suplentes que defrauda

El invento de los desempates por penaltis vio la luz en el Trofeo Carranza y la tanda desde los once metros decantó la balanza a favor del Cádiz en un choque típico de pretemporada, con altibajos y un sinfín de imprecisiones. Aulestia resultó decisivo en la suerte fatídica al repeler tres lanzamientos del Udinese, un equipo plagado de suplentes que no pareció de Liga de Campeones.

Desde el pitido inicial se notaba que el partido llegaba pronto. Lejos queda aquel Trofeo pegado al comienzo liguero con equipos rodados. El arranque invitaba al bostezo. Ambas escuadras rivalizaban en desaciertos, incapaces de hilvanar más de dos pases seguidos. Los italianos, sin hacer nada del otro jueves, se acercaban antes del cuarto de hora con un par de cabezazos que se perdían por encima de la meta de Aulestia. Al Cádiz le costaba un mundo llegar arriba. Juanse voleaba desviado y poco más hasta que el duelo despertaba del letargo en el ecuador del acto inicial con una buena acción de Óscar Pérez, que centraba al corazón del área para que Akinsola rematara de cabeza a bocajarro y se topara con un acertado Belardi.

El Cádiz empezaba a soltar amarras, tocaba más el esférico y brotaban algunos chispazos de calidad, un pequeño aperitivo de lo que debe ser la temporada. Toti guardaba, caracoleaba y daba motivos para la esperanza. Yuste y Óscar Pérez se juntaban en el centro y mezclaban esfuerzo y toque -una pareja con buena pinta-. Goikoetxea demostraba su fama de rápido y Góngora tomaba los galones a balón parado. Barrancos dejaba destellos de verticalidad y Akinsola desplegaba lucha, velocidad y remate.

Los amarillos mejoraban sus prestaciones y obligaban a Belardi de ganarse el jornal. El meta transalpino mandaba a córner un certero testarazo de Toti tras una galopada de Barrancos. Sin embargo, era el Udinese el que tenía la última palabra antes del descanso. El equipo de Pozzo rozaba el primer tanto, pero chocaba con un Aulestia inconmensurable. Un magistral pase de Asamoah dejaba solo a Denis frente a Aulestia. Cuando el gol parecía inevitable, el cancerbero demostraba reflejos y sacaba el balón con el pie para salvar a su equipo.

Jose hacía debutar a Ferreiro al comienzo de una segunda parte que dibujaba un albor frenético. Moke sacaba el balón en la línea de gol tras un disparo sin ángulo de Denis, que antes había desbordado a Aulestia. En la acción posterior, Barrancos lanzaba alto desde la frontal del área antes de que Toti lo intentara sin éxito desde un costado. El técnico gaditano daba minutos a Dieguito, que se movía entre la izquierda y los tres cuartos mientras la figura de Toti se agigantaba pese a ser su primer partido estival.

Los italianos parecían adormecidos pero cuando daban señales de vida lo hacían con peligro. Mediada la segunda parte, la suerte se aliaba con los amarillos cuando un zapatazo de Surraco se estrellaba contra un poste y el balón rebotaba en Moke -otra vez él- en la línea de gol. Góngora daba la réplicaa con un saque de esquina que casi convierte en gol olímpico. De nuevo la tuvo Góngora, esta vez con un libre directo que lamió el poste.

El Udinese volvía a acercarse a la final con gol con un cabezazo de Floro Flores en el área pequeña que se marchaba alto. El partido moría y llegaba la lotería de los penaltis. El Cádiz llevaba los boletos con premio.

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