Los peores temores de Manuel Vizcaíno se confirmaron ayer al comunicarle el Alianza que no podrá finalmente acudir al Trofeo Ramón de Carranza por problemas logísticos. El campeón de la Liga de El Salvador argumentó para declinar la invitación, más en concreto, que no tiene forma de sacar billetes de vuelta para la fecha de finalización del torneo, que se celebrará el fin de semana del 10 al 12 de agosto.

Sin embargo, más allá de la dificultad para atar el vuelo de vuelta, lo verdaderamente criticable al equipo salvadoreño es la informalidad en la comunicación con el presidente cadista, al que se le llegó a confirmar, vía whatsapp, la presencia en el Trofeo para después ponerla en entredicho con los referidos problemas logísticos, al punto de aceptar la fecha tope del miércoles cuando el lunes ya eran conocedores de que no acudirían.

A Vizcaíno no le queda otra que pasar página y acudir al plan B, que incluye la búsqueda de otros dos equipos que permitan cerrar un cartel en el que por ahora sólo hay dos conjuntos seguros, el anfitrión y el campeón de la pasada edición, la UD Las Palmas.

Entre las opciones que el mandatario contempla se encuentra el Girona, aunque lo cierto es que la idea era que viniera el cuadro catalán para cerrar el cuadrangular una vez asegurada la presencia de un extranjero. Ya sin el Alianza, no tiene claro qué hacer.

Traer a un conjunto italiano es factible pero seguramente se trataría de una escuadra de segundo nivel, algo que tampoco agrada. Y si no queda otra que confeccionar un cartel completamente español, igual se plantea que al Primera que quiere sí o sí le acompañe también otro Segunda atractivo.

Y todo ello sin descartar que la 64 edición del Carranza se dispute a partido único, porque Vizcaíno también hace números y tiene muy en cuenta que el Trofeo no puede convertirse en un lastre para el presupuesto del ejercicio. Una papeleta complicada.