El último partido de Segunda División B de la temporada 2015-16 para el Cádiz y el Hércules será recordado por los dos equipos de forma muy diferente al ascender los amarillos y quedarse los blanquiazules con la miel en los labios. Pero también tiene un lugar oscuro para Álex Muñoz, el defensa que resbaló ante Dani Güiza en la jugada que desembocó en el gol que certificaba el ascenso cadista en el José Rico Pérez. Aquel zaguero defiende ahora la camiseta del Sevilla Atlético, por lo que el sábado se puede ver las caras con el equipo ante el que pasó uno de sus peores tragos como jugador.

El central pidió disculpas aquella noche tan desafortunada para él; lo hizo ante sus compañeros y ante una afición que vio en aquel resbalón el inicio del fin para soñar con remontar el tanto anotado en la ida por Carlos Calvo. Álex Muñoz perdió el equilibrio ante Güiza y el jerezano no perdonó la ocasión de sentenciar el ascenso a Segunda A.

El palo resultó enorme para el entonces defensor del Hércules, que había realizado una gran campaña en la que el Sevilla y el Villarreal llegaron a ofrecer 400.000 euros por su fichaje. Al final el conjunto hispalense lo cerró y cumple la segunda temporada en el filial.

"Pido disculpas a toda esa gente que se merecía el ascenso. El fútbol a veces es injusto cuando menos lo esperas", reflejó en su cuenta de Twitter después de aquel Hércules-Cádiz. El defensa alicantino no daba crédito a lo sucedido en un partido tan crucial para el conjunto de su tierra. Acabó el encuentro abatido, tapándose el rostro con la camiseta y sin consuelo a pesar de los ánimos de los compañeros y los miembros del cuerpo técnico.

Al abandonar el club al acabar aquella campaña, tiene la deuda pendiente en forma de ascenso, objetivo que el Hércules no ha conseguido pese a intentarlo la campaña pasada y perseguirlo de nuevo en la actual.

Si Luis Tevenet decide alinearle el sábado en el Ramón de Carranza, el amarillo cadista enfrente será un reencuentro con una pesadilla en forma de fantasma que no se ha quitado de encima a pesar de su juventud y del prometedor futuro que tiene por delante.