Capítulo XI: Infraestructuras

Un puente para cambiar la forma de pensar de la Bahía

  • La puesta en funcionamiento del puente de la Constitución de 1812 permitirá que el comercio de muchas zonas de la capital se revitalice.

Cuando en la década de los 60 el sueño de ver unidos Cádiz y Puerto Real a través de un puente pasó a ser una realidad, muchos gaditanos aprovecharon para cambiar la ciudad por un lugar más tranquilo donde habitar. Se produjo entonces un éxodo hacia la villa puertorrealeña o zonas residenciales de El Puerto de Santa María, que ahora estaba a tiro de piedra en coche sin tener que rodear toda la Bahía en un largo y tortuoso camino. Ahora, medio siglo después, la construcción del segundo puente sobre la Bahía puede tener el efecto contrario. No en cuanto a cambios masivos de residencias, eso sería mucho más complicado, pero sí que la puesta en funcionamiento de esta infraestructura llevará aparejada una facilidad para acceder a la capital que será aprovechada por muchos de los habitantes de su área metropolitana.

Los accesos a Cádiz capital siempre han sido complicados a muchas horas del día. Atascos interminables, que se solventaron en parte con la construcción del carril reversible, y tráfico denso para recorrer los pocos kilómetros que la separan de poblaciones hermanas. Estas dificultades desaparecerán con la entrada en funcionamiento de un moderno viaducto con cuatro carriles y que dejará a los visitantes a las puertas del Centro Comercial Bahía de Cádiz de El Corte Inglés, a pocos centenares de metros del casco histórico y también del Paseo Marítimo, con el que se conectará a través de la nueva avenida transversal que enlazará las dos grandes vías de la ciudad. Estamos hablando de uno de los cambios más importantes que ha sufrido la capital gaditana a lo largo de toda su historia y tendrá un efecto muy beneficioso. Ya no se trata sólo de pensar en la eclosión que puede vivir el puerto una vez terminada la nueva terminal de contenedores y este puente, construido también con miras precisamente a potenciar la importancia del puerto gaditano, estamos hablando de que zonas de la ciudad hasta ahora más depauperadas comercialmente cobrarán un protagonismo inusual. Pero qué duda cabe que el impacto que el puente tendrá también para el tránsito de contenedores en el muelle gaditano puede atraer a empresas.

Si se tiene en cuenta el impacto socioeconómico que supuso para la zona de extramuros la realización del soterramiento de la vía del tren, que separaba la ciudad en dos, la puesta en funcionamiento del segundo puente puede provocar un auge similar, aunque para ello será necesario que otras infraestructuras lo acompañen, como la construcción de un gran párking en las inmediaciones de la plaza de Sevilla y que absorbería buena parte del tráfico rodado que llegará por el gran viaducto. De esto se beneficiaría sobre todo el pequeño comercio del casco histórico, ese gran centro comercial abierto que está viviendo una época de muchas dudas por la crisis económica.

Y todo esto sin contar el impulso en las comunicaciones que supondrá la construcción futura del tranvía para unir las localidades de la bahía.

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