CÁDIZ CREER CREAR 3 Capítulo IV: Educación

Soñando juntos una nueva escuela

  • El colegio Maestra Caridad, de la colonia agrícola Monte Algaida, en Sanlúcar, lleva a cabo el proyecto Comunidades de Aprendizaje, que implica a todo el entorno en la educación

EL C.E.I.P. Maestra Caridad Ruiz es el único centro educativo de la Colonia Agrícola de Monte Algaida, entidad local menor perteneciente al Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda. Cuenta con una población de 6.500 habitantes dedicados a trabajar la tierra en sus pequeñas parcelas. Es un entorno rural en el que no existen espacios recreativos ni culturales a excepción de nuestro colegio. El nivel educativo de padres y madres es bajo, podríamos decir que la gran mayoría se situaría en un nivel académico similar al certificado de estudios primarios. En síntesis, nos encontramos en un contexto de los que en nuestro argot denominamos de desventaja sociocultural.

Tenemos los mismos problemas que muchas otras escuelas, unos tienen que ver con la motivación, la aptitud y el rendimiento de nuestro alumnado, otros, con la actitud y forma de comportarse. Nuestra preocupación por buscar soluciones ha motivado que durante una década hayamos asumido un número considerable de planes y proyectos, con gran esfuerzo del profesorado. Pero la verdad, los resultados son insuficientes, y llegados a este punto, tenemos que decir que la causa está clara, solos no podemos hacerlo. Necesitamos a las familias a nuestro lado, pero de verdad, metamos de una vez por todas en un cajón "la culpa es de ellas", y favorezcamos el que vean la escuela como suya, porque además… es que es de ellas. Familias y escuela nos encontramos atrapados en esta sociedad tan compleja en la que nos ha tocado vivir, donde el mercado ha superado a la solidaridad, donde la información ha superado a la formación, donde los conocimientos se imponen a la sabiduría, y donde la mayoría de los ciudadanos somos invisibles, hechos evidentes que no ayudan para nada a la educación de nuestros hijos y tampoco a la escuela. Pero si padres, madres, profesorado, compartimos los mismos problemas, por qué no buscamos las soluciones juntos. Lo mismo que quiero la mejor educación para mis hijos, también quiero la mejor educación para mis alumnos. Creo que ya ha llegado la hora de que la frase "para educar a un niño se necesita un pueblo" deje su lugar acomodado en los powerpoint y se convierta en realidad.

Dentro de esta línea, este curso lo iniciábamos emprendiendo un nuevo reto, transformar nuestra escuela en Comunidad de Aprendizaje, un proyecto aprobado por la Consejería de Educación. Creemos que hoy por hoy es la mejor alternativa educativa posible para soñar una nueva escuela. Las metas compartidas, la participación democrática de las familias y del voluntariado, el aprendizaje dialógico, la inclusión real, las estrategias educativas de éxito (grupos interactivos, tertulias literarias dialógicas, bibliotecas tutorizadas, etc.) forman la estructura de estas Comunidades de Aprendizaje que a todos los que las estamos experimentado nos ha dado un gran empuje de ilusión.

Todos los días se acercan a la escuela familias colaboradoras, voluntarios y voluntarias que están enriqueciendo la vida de la escuela. Compartimos, colaboramos, nos vemos con otros ojos, nos escuchamos, nos comprendemos, hasta tal punto, que las personas que nos visitan coinciden en decir que esta escuela tiene "sentimiento". El alumnado ha encontrado más espacios y tiempos de aprendizaje, nadie sale de su aula, gracias a la colaboración de estas personas, nuestros niños y niñas con más dificultades aprenden mejor, junto al resto de compañeros. El profesorado también ha transformado el rol, gestiona y dirige la enseñanza mientras las personas colaboradoras dinamizan los grupos de aprendizaje.

La tarde del pasado lunes celebramos una asamblea general en el colegio, alrededor de 500 personas compartimos una tarde festiva, en la que pudimos intercambiar los sueños sobre la escuela que queremos para nuestros niños y niñas. Ya estamos en el último tramo del curso y en nuestro balance empiezan a aparecer cosas positivas o, como se dice ahora, "brotes verdes" en los aprendizajes y en la manera de convivir. Pero quiero ser honesto, transformar un colegio en comunidad de aprendizaje no es sencillo, se requiere el compromiso y la dedicación de muchas personas. Aunque si ese compromiso y dedicación se comparte, y todos juntos los soñamos, por muy utópico que parezca, estamos seguros de que se podrá conseguir.

Hace unos años, en la Universidad de Cartagena de Indias (Colombia), en una mesa redonda sobre los valores humanos, los estudiantes hacían preguntas a Eduardo Galeano (escritor uruguayo) y a Fernando Birri (cineasta y teórico argentino). Un universitario le preguntó a Fernando, ¿para qué sirve la utopía? Él contestó, la utopía está en el horizonte, sé muy bien que nunca la alcanzaré, que si yo camino diez pasos ella se alejará diez pasos, cuanto más la busque menos la encontraré, porque ella se va alejando a medida que yo me acerco. Entonces… ¿para qué sirve?, pues para eso, sirve para caminar.

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