Cádiz

Así era la vida en Cádiz en el año de la Explosión de 1947

Cádiz promovía sus playas como lugar de descanso.

Cádiz promovía sus playas como lugar de descanso. / D.C.

El domingo 10 de agosto de 1947 Cádiz recibió a más de 15.000 visitantes aprovechando el calor y el reclamo de sus playas, según anunció el Ayuntamiento de la ciudad, inmerso como estaba en dar una imagen de normalidad y desarrollo social en una ciudad que estaba aún inmersa en la pobreza y en los efectos, sociales y económicos, provocados por la Guerra Civil. Bajo el lema de ‘Cádiz, estación veraniega’, la publicidad oficial (que nos dejará en los años siguientes una espectacular colección de carteles promocionales) resalta el cada vez más importante papel que el turismo tiene para la ciudad.

Se cuenta así que, junto a los visitantes que llegaron a través de los autobuses interurbanos y de los trenes de Renfe, se cuantificaron a más de cuatro mil forasteros residiendo en estas fechas en pisos de la ciudad más los hospedados en los escasos hoteles, ocho, existentes en la capital. Entonces, evidentemente, el fenómeno de las viviendas turísticas estaba aún lejos por llegar y madrileños, vascos y sevillanos todavía no tenían su segunda residencia en la ciudad

Esta imagen idílica de la ciudad que se intentaba mostrar desde el poder público contrastaba con la elevada tasa de pobreza, de miseria, que se soportaba en los barrios más populares de la capital. La renta per capita apenas llegaba a las 5.000 pesetas, trescientas menos que en Sevilla y aún lejos de repetir los niveles que se habían alcanzado antes de la guerra, en 1936. La explosión que se produciría en la base de San Severiano una semana más tarde ralentizará la recuperación económica.La mayor parte de la población vivía (o se hacinaba en el caso de Santa María, La Merced, San Juan o la Viña) en intramuros, con un número de vecinos que duplicaba a los de 2022 (unos 38.000 actualmente) mientras que en extramuros florecían muy poco a poco los chalés de las clases más acomodadas o de familias de Madrid o Sevilla que los utilizaban como residencia de verano.

La Avenida, adoquinada y más estrecha que la actual, apenas si contaba con algunas edificaciones en altura, mientras que los primeros barrios, muy populares, nacían en San José, Puntales y San Severiano. En esta última zona, el 1 de abril se entregaban las llaves de las primeras 25 casas de la barriada España que habían sido financiadas en parte por las empresas vinateras radicadas en extramuros, Lacave, Abárzuza y Gómez. En intramuros, se trabajaba en la reordenación de la plaza del General Varela (Palillero), donde se encontraban los edificios más afectados por la Guerra Civil.

Un ejemplo del retraso económico de Cádiz es que apenas existían en la ciudad matriculados 186 coches rápidos, 238 carruajes con tracción animal, 35 ómnibus, 158 camiones, 15 motocicletas y 1.477 bicicletas. Era norma, y lo seguirá siendo durante unos años más, el ver pasar carros llevados por un burro o un caballo cargando material de una obra o alimentos para un ultramarino. A la vez, algunas familias burguesas mantenían la calesa para sus salidas.

Relacionado con la necesidad de la mejora de la formación laboral, una de las grandes noticias en el inicio del año fue la inauguración, en el mes de marzo, de las Escuelas Pontificias de Nuestra Señora del Rosario y San Antonio, La Salle Viña, que habrá de tener un papel relevante en la formación de los jóvenes de varios de los barrios más populares de intramuros.Este año de 1947 había comenzado de manera muy emotiva para la ciudad. En el mes de enero llegaron vía marítima los restos de Manuel de Falla. El músico gaditano había fallecido el mes de noviembre de 1946 a los setenta años de edad en su residencia argentina. Bajo la presidencia del ministro de Justicia, Nemesio Fernández Cuesta, el cortejo fúnebre siguió a los restos del músico que iban en un armón de artillería arrastrado por cuatro caballos. Falla fue enterrado en la cripta de la Catedral, gracias a un privilegio especial concedido por Pío XII.

Meses más tarde la ciudad vivirá otro acontecimiento de masas, aunque en este caso festivo: la coronación de su Patrona, la Virgen del Rosario. A Cádiz llegaron, el 4 de mayo, las patronas de numerosas localidades de la provincia que se concentraron en la plaza de la Catedral mientras el cardenal de Sevilla, Pedro Segura, presidía un pontifical.

La cartelera anunciaba la actuación de Antonio Machín y Bonet de San Pedro en el Cortijo de los Rosales para la noche del 18 de agosto. Una noche calurosa. Los cines de verano llenos, las jóvenes parejas paseando por las plazas del centro, comiendo pipas o un papelón de pescados fritos. Bonet de San Pedro se quedará en la ciudad tras la tragedia radiando mensajes de socorro por la emisora EAJ-59 Radio Cádiz, tras recuperar esta su señal tras el retorno de la electricidad.

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