Cádiz

"No me gusta el victimismo gaditano, hace falta más estima colectiva"

  • Ana Alonso acaba de ser nombrada presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias · Quiere fortalecer el papel del colectivo en las instituciones

Aunque nació en Granada hace 52 años, siente que es una gaditana más. Feminista convencida y defensora de la paridad, Ana Alonso es desde hace apenas un mes presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias (FAME), tras ser su vicepresidenta. La crisis, dice, afectará con mayor intensidad a las mujeres empresarias.

-Usted es también presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Cádiz (AMEP). ¿Cómo afronta las responsabilidades de la federación andaluza?

-Ahora tengo que afrontar las cosas con una dimensión más amplia, es un proyecto más ambicioso. Mi mandato será por cuatro años y el próximo mes de enero presentaré mi plan de trabajo.

-¿Qué intenciones tiene?

-Creo que es necesario atender muy bien a todo el territorio andaluz. A pesar de que cada provincia es distinta y progresa a ritmos diferentes, es necesaria una cohesión territorial. También trataré de aumentar nuestra presencia en las instituciones, que éstas nos consideren tal y como merecemos. Hasta ahora las relaciones no son malas, pero son insuficientes. Quiero que se fortalezcan las empresas de mujeres, en Cádiz me ha funcionado.

-¿A qué se refiere?

-En Cádiz conseguimos que, por primera vez, la Confederación de Empresarios de la provincia nombrara a una mujer como vicepresidenta, y ha sido una experiencia muy positiva.

-Usted, entonces, es partidaria de la paridad.

-Sí, porque así lo es la población que vota.

-¿Qué le dice a quienes creen que es una discriminación positiva?

-Les preguntaría entonces qué es lo que se ha hecho hasta ahora con los hombres. Hasta hoy han sido ellos quienes han ocupado todos los cargos de responsabilidad, ¿significa eso que todos valían para ello? No lo creo.

-¿No sería mejor seleccionar al mejor, sea hombre o mujer?

-Sí si el sistema no tuviera fisuras, pero las tiene. Alguna trampa tiene que haber cuando el mercado laboral no absorbe a la mujer preparada de la misma forma que al hombre preparado. Quiero que las mujeres pasen el mismo tribunal que ha juzgado a los hombres toda la vida, sólo eso.

-¿Cree que el Gobierno controla estas 'fisuras' del sistema?

-Se están haciendo grandes avances en este terreno, pero aún son insuficientes.

-Ha sido elegida presidenta de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias en plena crisis...

-Nosotras tenemos los mismos problemas que ellos en el mercado empresarial, pero es cierto que tenemos dificultades añadidas por el género.

-¿Por ejemplo?

-La confianza del mercado, sobre todo si las mujeres empresarias trabajan en sectores tradicionalmente masculinos, como es la construcción. Las entidades financieras también tienen menos confianza en los proyectos que presentan las mujeres. Además, a nosotras se nos ha impuesto el cuidado de la familia, por lo que tenemos menos tiempo para dedicarnos a nuestras empresas.

-¿Cuál es la situación de las mujeres empresarias de Cádiz?

-En Cádiz nos creemos que lo de fuera siempre es mejor, que aquí se trabaja poco y que estamos peor preparados. Es un error pensar así, no se construye nada con este pensamiento; además, no es cierto. No me gusta el victimismo gaditano, nos vendría muy bien algo más de estima colectiva.

-¿Cree que esto influye en el desarrollo de la provincia?

-Claro que influye, tenemos que creer en nuestro propio futuro.

-¿Qué falta por hacer en Cádiz por las mujeres empresarias?

-Lo que no se puede es animarlas a crear empresas y luego no contratar sus servicios, tanto en el ámbito público como privado. Hay que ocuparse de estas empresas, no sólo limitarse a fomentar su creación, también hay que cuidarlas. Y también hay que dejar de minimizar el mundo de las mujeres empresarias, dejar de hablar de 'pequeñas empresas' o de 'emprendedoras', en lugar de empresarias.

-¿Es usted feminista?

-Sin lugar a dudas. No me avergüenzo de serlo, es un término precioso. Hay que recordar que el feminismo es el hijo no deseado de las mujeres aristócratas de la Ilustración.

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