Un operario pintaba ayer, a las nueve de la mañana, la balaustrada del Paseo Marítimo pasado el Hotel Playa. Cuando llegue a Cortadura estaremos ya metidos de lleno en el mes de julio, en plena temporada estival con la ciudad, esperemos, llena de turismo.

Lo cierto es que todo hacía pensar que, después de varios años, el Paseo Marítimo iba a lucir bien de cara al verano, y más con la puesta en servicio del primer tramo del carril bici que ha dado un toque de modernidad a esta vía. Así, que se pintasen todas las farolas ya en el mes de mayo fue todo un avance. La esperanza de que se contininuase entonces con el resto del Paseo se diluyó pronto hasta el punto que la temporada alta se ha iniciado con la mayor parte de la balaustrada que va desde el Hotel Playa hasta Cortadura sucia y, en algunos tramos, en mal estado de conservación, con numerosas grietas o con el hierro de la parte central ya oxidado.

Parece que este Ayuntamiento, como pasaba también con el anterior gobierno del Partido Popular, se despista a la hora de organizar los preparativos de la temporada de playas, cuando todos los años comienza en la misma fecha y las tareas que hay que hacer son las mismas: reponer las duchas y las fuentes de agua, instalar las papeleras, los puntos de salvamento, instalar las pailas y arreglar las que están en mal estado, pintar las farolas y la balaustrada... Basta con organizar bien el trabajo para que la playa esté en estado de revista el 1 de julio, si no se es capaz de tenerla a principios de junio.

Un recorrido por el litoral urbano deja a la playa de Santa María del Mar como la peor mantenida. En buena parte de sus accesos abundan las pintadas. El reducido paso peatonal que hay en la parte inferior del talud tiene numerosas losas rotas, parte de ellas por los pasados temporales, pendientes de un arreglo que nunca llegará, como tampoco se reponen los azulejos dañados desde hace años en los accesos a la playa Victoria entre el cementerio e Isecotel. El verano empieza y siguen paralizadas las obras de instalación de la nueva barandilla acristalada en uno de los miradores de Santa María del Mar. La zona está vallada, con la mala imagen que implica.

Si bien la ciudad debe de estar en perfecto estado de revista todo el año, pues al fin y al cabo la mayoría de los ciudadanos pagan sus impuesto para, entre otras cuestiones, que todos los defectos en el mantenimiento urbano se solventen, la temporada de verano debería de animar al Ayuntamiento a reforzar la atención en toda la trama urbana. Pero si existe este déficit de atención en el Paseo Marítimo, el resto de la línea de costa de la capital está en igual o peor estado.

Basta con recorrer el Campo del Sur. Su deplorable estado, aún siendo uno de los balcones urbanos más visitados por los turistas, no es responsabilidad única de este gobierno. Su abandono viene de épocas pasadas, manteniéndose desde entonces los mismos problemas: farolas totalmente oxidadas, suelo levantado y un pretil pintado desde hace meses a tramos, con importantes desconchones en la zona más cercana a Entrecatedrales. Todo ello sin contar con la deficiente limpieza de los bloques. En el paseo de Carlos III y la Alameda llaman más la atención los daños en parte del mobiliario urbano que la limpieza. Este último jardín, como el resto de las zonas verdes de la ciudad, mantiene la tendencia de los tres últimos años de gestión, con el gobierno de Podemos-Ganar Cádiz: sin llegar a estar en perfecto estado sin duda están sustancialmente mejor cuidados que durante el gobierno del PP.

En cuanto al mantenimiento del acerado, hace unos días han concluido unos trabajos de mejora en la Cuesta de las Calesas, donde se ha terminado de pintar la barandilla que da a la estación. Por contra, hay tramos de la Avenida y muchas zonas de la barriada de La Paz donde las raíces de los árboles han levantado parte de las aceras.