José Antonio Zamora Zaragoza (Murcia, 1956), científico titular en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, cuando se le pregunta por la realidad social ante los efectos de la crisis económica afirma que "mi impresión es que aún no se ha llegado al límite de la degradación de lo social y de pérdida de derechos".

Zamora Zaragoza, que ha participado en el curso de verano de la Universidad de Cádiz sobre 'Las industrias culturales y creativas ante la crisis', coordinado por Víctor Manuel Marí Sáez, doctor en Periodismo y profesor del área de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UCA, añade que en lugares como Cádiz, "donde se destruyó la base industrial", se nota más el impacto de la crisis, pero de manera general "el propio sistema económico no tiene capacidad de integrar al conjunto de la sociedad en el mundo del trabajo, le interesamos como consumidores, no como ciudadanos".

El científico murciano, colaborador del filósofo Reyes Mate, apunta que "la última revolución tecnológica de la información y la comunicación necesita poca mano de obra, sobra gente y la población excedente va en aumento".

José Antonio Zamora estima que "a partir de la mitad de los años 80 el Estado ha dejado de ser una instancia mediadora, que amortiguaba los efectos de la economía en las personas, y se ha convertido en un Estado competitivo, que responsabiliza a los ciudadanos de enfrentarse con las fuerzas económicas, nos ponen delante del toro".

En cuanto a las empresas considera que también se han adaptado a ese mismo modelo, "se han transformado en pequeños staff como correa de transmisión", y apunta que esa nueva situación ha provocado que la gente esté muy impactada, "porque no hay disponibilidad en lo económico".

Como contraste cita la ausencia de paro en Alemania, pero señala que se debe a que los jóvenes se han integrado "como trabajadores pobres, con empleo por horas, a tiempo parcial".

Zamora Zaragoza afirma que actualmente debido al número de parados, a los desahucios, a las familias endeudadas por las hipotecas "la respuesta es controlar y administrar la exclusión, que es masiva, lo que ha provocado que el Estado conserve las formas democráticas pero evolucione cada vez más hacia un Estado de corte autoritario, para gestionar la impotencia".

La salida a la situación la basa en organizar la producción de manera diferente a como hasta ahora, con principios cooperativistas más resistentes a la crisis, "como las redes de economía social".

Además aboga por "una resistencia responsable ante lo inaceptable, contra lo injusto la esperanza es no claudicar y transformar la realidad".