La UCA busca crear energía por medio de las mareas

Juan José Gómez, del Instituto de Investigación Marina, presenta un proyecto que está aún en fase embrionaria en la jornada inaugural del Blue Zone Forum

José Juan Gómez, de la UCA, en la presentación de su proyecto de generar energía mareomotriz. / Z.F.

Cada día, en las costas de la ciudad y de la bahía acontecen dos pleamares y dos bajamares; es decir, las mareas crecen y disminuyen durante todo el día, con esos movimientos casi idénticos en el tiempo. Esta actividad natural del océano Atlántico lleva tiempo siendo estudiada por la Universidad de Cádiz, que busca obtener energía por medio de las mareas. Lo que se conoce como energía mareomotriz, que en su versión gaditana busca “el aprovechamiento de la energía de las corrientes marinas en la Bahía”.

El punto de partida de la UCA es el de un proyecto “viable”, que está “más que estudiado” y que actualmente funciona en varios países y puntos del territorio europeo. Y que Juan José Gómez Pascual, del Instituto de Investigación Marina de la UCA, está convencido de que puede ser útil en el entorno de la Bahía de Cádiz.

De hecho, en unos primeros estudios realizados han concluido que la Bahía es “una zona muy rica” gracias al “gran entramado de caños” que tiene, además de ser una zona de paso para aves migratorias y de cría para otras especies. No tan favorable son los datos de las mareas, que provocan “cambios en el terreno a tres metros y medio”, cuando en otros sitios se superan los 12 e incluso los 15 metros, lo que en este proyecto se traduce en más energía.

Por ello, lo que la UCA se plantea en una primera fase es instalar esta especie de molinos de mareas que pueden abastecer (totalmente o en parte) a las salinas y esteros de la Bahía. Una posibilidad que podría derivar en la recuperación de estos espacios naturales, ya que el 80% están actualmente sin actividad ni vida.

Según los cálculos de la UCA, en el estrecho de Puntales hay un movimiento del agua superior al metro y medio por cada segundo, y en las marismas de Cádiz y San Fernando la distancia recorrida es superior al metro. Eso se traduce, según Gómez Pascual, en una energía de 3 watios hora en cada pleamar y cada bajamar, lo que significaría 12 watios hora de energía al día. En la salina La Esperanza de Puerto Real, la producción de energía podría ser de 1.000 watios hora al día. “Y son registros que se pueden mejorar”, advierte este investigador que apunta a ese objetivo inicial de que las empresas de acuicultura pudieran autoabastecerse colocando estos dispositivos que está estudiando la Universidad.

Según destaca Gómez Pascual, su implantación tendría un coste de producción de 0,026 euros por cada kilowatio hora, y los molinos que ya se comercializan (y que se habilitarán lógicamente bajo el agua, para aprovechar esa fuerza de las mareas) tienen actualmente una vida útil superior a los 10 años.

Una fase embrionaria

Esta apuesta de la UCA por fomentar en el entorno de la Bahía la implantación de esta energía mareomotriz está aún en una fase inicial. “Somos un bebé en pañales”, reconoce el investigador que ha presentado el proyecto en el Blue Zone Forum.

Por delante tiene aún este grupo de investigación pasar de los estudios a los hechos; es decir, del análisis realizado de las mareas a la comprobación in situ con aparatos la cantidad real de energía que es capaz de captarse aprovechando las pleamares y bajamares. Y a partir de ahí, lograr su implantación en salinas y esteros en una suerte de primera fase, ya que la intención a largo plazo es “ir ampliando sus usos” para ir procurando cada vez más energía a más potenciales usuarios.

“Es un sistema más barato que proporciona una energía más limpia”, resume Gómez Pascual, que apunta a las dificultades en el trabajo de muchas salinas en cuyo entorno no existe la red eléctrica y necesitan medios como generadores abastecidos de gasoil para ejercer su actividad; una energía mucho más cara que la que plantea la UCA, y por supuesto menos sostenible.

Para conseguir estos objetivos, el grupo de investigación está a la espera de que la Fundación Biodiversidad apruebe su proyecto, para financiar los recursos necesarios para seguir adelante con esta ventana que se abre en el contexto de la Economía Azul de aprovechar las mareas como recurso energético.

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