Cádiz

El segundo cacheo es el que vale

  • Sorprendido por la Policía en el Cerro del Moro, el detenido soltó nueve dosis de 'rebujito' y alegó que eran para su consumo, pero ya en Comisaría se le hallaron otras 23 papelinas ocultas en los genitales  

  • El TSJA desestima un recurso de apelación y confirma una condena de la Audiencia Provincial a tres años y medio de cárcel por un delito contra la salud pública

Dosis de 'rebujito' incautadas, en una imagen de archivo.

Dosis de 'rebujito' incautadas, en una imagen de archivo. / D. C.

La excusa del autoconsumo es un clásico en el intento del narcotraficante a pequeña escala de librarse de una condena de prisión por un delito contra la salud pública. Pero la mayoría de las veces no funciona. Sobre todo si nada es lo que parece a primera vista y en un segundo cacheo en Comisaría, al detenido se le interviene todo un supermercado oculto bajo las ropas y dinero fruto de su actividad. Esto es lo que le pasó a un hombre para el que Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado y hecho firme una condena de la Audiencia Provincial de Cádiz de tres años y medio de cárcel, tras rechazar un recurso de apelación en el que se alegaba que las 32 papelinas de rebujito, una mezcla de cocaína con heroína, que llevaba encima era todo para su propio consumo. Y que el dinero en billetes arrugados que portaba tampoco eran fruto de la venta de estupefacientes

Los hechos que dieron pie a esta confirmación de condena ocurrieron la tarde del 26 de abril de 2019, cuando agentes de la Policía Nacional del Grupo Udyco I fueron comisionados para dirigirse a la barriada del Cerro del Moro con la finalidad de detectar personas que pudieran estar dedicándose al menudeo de sustancias estupefacientes, al tratarse de una conocida zona donde se desarrolla esta actividad  y por haberse recibido numerosas denuncias vecinales alertando de la continua presencia de toxicómanos.

Sobre las 20:10 horas, los policías observan en la calle Grazalema a dos individuos en actitud de espera y conocidos del Grupo como toxicómano. Cuando los están identificando, hace su aparición procedente de la Avenida Lacave el hoy condenado, de quien los agentes ya tenían sospechas de que pudiera estar dedicándose al tráfico de drogas.

Al detectar la presencia policial, este hombre efectuó un cambio de dirección y cuando procedieron los agentes a su interceptarlo, arrojó al suelo un envoltorio de plástico blanco, incautado por los agentes, y en cuyo interior se encontraban otros nueve envoltorios de igual material y color, sellados en sus extremos por hilos de color verde, conteniendo cada uno de ellos una sustancia pulverulenta de color marrón claro. En un primer acheo se le encontró en el bolsillo delantero izquierdo de su pantalón dinero una cantidad total de 154,60 euros, distribuidos en un billete de 50, otro de 20, cuatro de 10, cinco de cinco, una moneda de dos euros, 16 monedas de un euro, una moneda de 50 centimos de euro, cuatro de 20, dos de 10 y otras dos de  cinco céntimos de euro. La práctica totalidad de los billetes se encontraban arrugados.

Tras la detención del acusado y de ser conducido a Comisaría, se le efectuó un segundo cacheo. Los agentes se incautaron de dos envoltorios de plástico blanco en cuyo interior existían otros 23 envoltorios del mismo material, sellados en sus extremos por hilos de color verde, conteniendo cada uno de ellos una sustancia pulverulenta de color marrón, que el acusado ocultaba en la zona genital.

En el bolsillo pequeño delantero derecho del pantalón, portabaun trozo de sustancia vegetal compacta de color marrón, además de cuatrocomprimidos. Y en el interior del calcetín derecho ocultaba varios trozos de una  sustancia vegetal de color verde, en forma de pequeños cogollos, todo ello envuelto en un trozo de papel de cocina.

Todas estas sustancias, que portaba el acusado, tras ser debidamenteanalizadas arrojaron el siguiente resultado: Las 32 papelinas de polvo blanco y ocre resultaron ser mezcla de cocaína y heroína (rebujito) y arrojaron un peso neto de 3,742 gramos, con un principio activo de cocaína del 60,9% y de heroína de 6,9%.

El trozo de sustancia vegetal compacta de color marrón resultó ser hachís, con una pureza del 29,4% y un peso neto de 1,206 gramos. Los cuatro comprimidos resultaron ser metadona con un peso neto de 0,779 gramos y la sustancia vegetal en forma de pequeños cogollos resultó ser hachís, con una pureza del 16,1% y un peso neto de 1,655 gramos .

El valor en el mercado ilícito de toda la sustancia intervenida, que el acusado poseía con destino a su venta o donación a terceras personas, ascendió a 563,41euros.

El TSJA da por probado que el condenado es consumidor de heroína y cocaína, pero "destaca la notable pluralidad de papelinas intervenidas, un total de treinta y dos, no viéndose razón para que su poseedor las lleve consigo en la calle en una zona conocida como de frecuente menudeo de estupefacientes ocultas gran parte de ellas en sus partes íntimas, si su propósito fuera dedicarlas a su propio y exclusivo consumo".

El alto tribunal considera que "la posesión de tan considerable número de papelinas en tales circunstancias, unida a la tenencia añadida de una pequeña cantidad de hachís, lleva racionalmente a deducir su destino de tráfico, teniendo en cuenta además el dinero que llevaba consigo el hoy recurrente fraccionado en monedas y billetes arrugados y considerando asimismo que, como observa la sentencia recurrida, no consta que el acusado disponga de un nivel patrimonial suficiente para semejante gasto en consumo de estupefacientes, teniendo en cuenta el valor de las sustancias intervenidas ascendente a 563 euros".

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